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TRASTIENDA POLÍTICA

Impacto en la Provincia del acuerdo Macri-Carrió

El acuerdo electoral entre Mauricio Macri y Elisa Carrió, que supone que ambos se enfrenten en una Primaria Abierta presidencial, ha generado cierto cisma en el mundillo político no peronista de la provincia de Buenos Aires donde –por el peso propio del distrito en el mapa nacional- se jugará una parte inmensa de la suerte de ese entendimiento.
Hay un primer desafío para este nuevo espacio -en cuyo nombre podrían estar las palabras “Juntos” o “Republicano”- que es lograr que la Primaria provincial, en la que se dirimen las candidaturas de gobernador para abajo, se torne un desafío atractivo para el electorado.
Saben los operadores de ambos bandos que nada será tan taquillero como la interna entre el alcalde porteño y la diputada nacional pero también están seguros que no deben descuidar el capítulo bonaerense, aún cuando no arrastre votos “hacia arriba”. En boca de un armador del espacio en ciernes: “No podemos poner cualquier cachivache”.
Será importante, en este aspecto, lo que finalmente decida el radicalismo. El mes próximo el centenario partido mantendrá un encuentro nacional en el que se definirá la política de alianzas: o seguir en el progresista Frente Amplio-Unen, o hacer acuerdos con el macrismo o el massismo, o bien enfrentarse a un ruptura partidaria fruto de la cual podrían darse migraciones de sectores internos a los proyectos presidenciales encabezados por Macri o Sergio Massa.

Ansiedades
El problema es que el acuerdo Macri-Carrió aceleró las ansiedades en sectores de la UCR provincial y son varios los que dicen que es demasiado el tiempo que falta hasta mediados del mes de marzo, cuando se realizará la Convención Nacional.
Referentes bonaerenses del partido, entre los que se cuentan intendentes del interior, vienen hablando hace tiempo con los operadores macristas porque ven que en sus distritos muchos votantes tradicionalmente radicales miran con simpatía la opción no peronista que supone el jefe porteño y no terminan de dejarse seducir por el FA-Unen.
En cierta forma, estiman fuentes de la propia UCR, la alianza de PRO con Lilita –quien mantiene su halo radical de los inicios de su carrera- condiciona bastante a los correligionarios que piensan en mudarse al massismo.
Dentro de la UCR nacional, el bastión más refractario a una alianza con Macri o con Massa es el alfonsinismo que, dato no menor, maneja formalmente el partido en la provincia de Buenos Aires.
El macrismo se entusiasma con llevarse casi automáticamente una parte del electorado radical si se concreta el cada vez más comentado pase a sus filas del intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Apellido histórico de la UCR, Posse integra hasta hoy, en términos formales, el lote de aspirantes a la gobernación del massista Frente Renovador. Pero allí, parece, está cada vez más incómodo.
Si esto sucede, Macri podría mostrar dos aspirantes al sillón de Dardo Rocha: el intendente sanisidrense, por un lado, y María Eugenia Vidal, que viene edificando su candidatura pacientemente, por el otro. Jorge Macri, se descuenta en el PRO, buscará su reelección en Vicente López para no poner en riesgo el distrito. ¿Y Carrió que podría ofrecer enfrente en una eventual P.A.S.O provincial con los macristas?

Lilitos
Si bien cuenta con un par de dirigentes provinciales de su estrecha confianza que podrían beneficiarse de un eventual “dedazo”, no le sería fácil a Lilita evitar el debate interno bonaerense.
Es que la Coalición Cívica-ARI en la Provincia vive en estos tiempos una situación de intervención partidaria, decidida por la mesa nacional de la fuerza, que es comandada por una mesa en la que están representadas las dos facciones internas del espacio: los “lilitos” puros y los que se han enfrentado a Carrió y que, por eso mismo, han perdido la confianza y los favores de la diputada nacional.
Estos críticos a Lilita dentro de la CC-ARI, en verdad, se encuentran en condiciones objetivas de debilidad en la dinámica interna de la módica fuerza: debieron “bajar un poco el copete” (textual de un referente del espacio) luego del buen resultado electoral que obtuvo Carrió en la Capital Federal, en 2013, y de las deserciones de Adrián Pérez y Walter Martello, ambos actuales referentes no justicialistas del massismo. Allí están a cargo de la agenda de lucha contra la corrupción del Frente Renovador, una obvia provocación a la chaqueña que hizo de esa bandera su principal capital político.
Lo cierto es que, en los hechos, salvo que saque a algún renombrado personaje de la galera, Carrió no tiene aspirantes “taquilleros” a la gobernación bonaerense. En términos de instalación pública, tanto Posse como Vidal, aún desde sus limitaciones frente a otros postulantes de otras fuerzas, le llevan ventaja a cualquier “lilito”. Por eso es factible la otra versión que se escucha por estas horas y que dice que, a nivel provincial, bien podría no haber interna formal entre el PRO y la CC-ARI en pos de una negociación que deje contentos a todos. Pero para definir eso falta aún bastante.
¿Qué carta de fortaleza tiene, entonces, Carrió frente a Macri a la hora de negociar política para la provincia de Buenos Aires? No sólo su fuerte impronta opositora, algo que le suma al porteño para resaltar su perfil anti-kirchnerista. También, que su partido a nivel provincial cuenta con la personería jurídica en orden y los “papeles en regla”, algo que no tiene el PRO debido a ciertos descuidos internos que lo han dejado un poco desprolijo en la Justicia Electoral.

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