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ENFOQUE

Y un día sacó la billetera: un billón de euros más para tapar el agujero de la crisis

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, sacó finalmente la billetera: anunció que cada mes inyectará 60 mil millones de euros, dicho de otro modo, más del doble de las  reservas internacionales de la Argentina, para comprar deuda pública en esa región, lo que da cuenta del verdadero barril sin fondo en que se ha convertido la economía del viejo continente.
Los medios europeos calculan que hasta septiembre de 2016 Draghi pondrá sobre la mesa nada menos que un billón de euros; los estadounidenses, tal el uso y costumbre en los países anglosajones habla de "un trillón"; para que se entienda: se trata de "un millón de millones" de euros.
El impactante monto puede ser comparado con los 750.000 millones con los que se creó en 2010 el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), luego ampliado a mil millones.
En una especie de imitación del "quantitative easing" norteamericano que parece haber sido clave para robustecer la economía del otro lado del Atlántico, los analistas señalan que el Banco Central Europeo debió sortear la ya clásica resistencia alemana a este tipo de acciones "heterodoxas".
El anuncio y los montos involucrados llaman la atención a cualquier observador internacional y para los argentinos se agrega un detalle: tanto en el comunicado del BCE como en boca de Draghi cuando se anunció la medida estuvieron unas palabras en latín que ya resultan viejas conocidas: "pari passu".
Draghi explicó que comprará deuda gubernamental con ciertos límites, marcados por un lado por un "porcentaje que permita la correcta formación de precios" de esos activos.
"El límite del 25 por ciento, dicho sea de paso, es el que se prevé para no bloquear a las minorías en las asambleas de cláusulas de acción colectiva, básicamente, asambleas de bonistas y es la base para que nosotros podamos decir que va a haber 'pari passu'", señaló Draghi.
Deuda pública, bonistas, cláusulas de acción colectiva, 'pari passu', palabras clave que recuerdan una vez más que el caso por la deuda pública argentina en los tribunales de Nueva York no fue  un episodio menor, ni alejado de la mirada de los más altos estamentos en los países desarrollados.
En ese contexto habrá que notar también que la política no estuvo ausente de estas jugadas que parecen "técnicas" o "económicas".
El diario The Wall Street Journal destacó que este programa anunciado por Draghi "es más un triunfo político que económico", al tiempo que resaltó que el banquero central señaló en su  conferencia de prensa que la decisión no fue "unánime" entre los grandes jugadores europeos.
"Es fácil adivinar que Draghi ha tenido que sobreponerse a la oposición alemana", argumentó el diario.
Hay algunas aclaraciones, sin embargo: será cada banco central nacional el que compre los bonos de deuda de su propio gobierno, un mecanismo que parece, después de todo, impuesto por Berlín.
La política mete la cola también ante los movimientos políticos que, sobre todo, están sacudiendo al Sur europeo.
Por un lado, las elecciones griegas previstas para mañana, donde el candidato Alexis Tsipras, del partido Syriza, significa una amenaza para la "troika": el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI.
No por nada, desde los medios más vinculados al sector financiero europeo se cuestiona a Tsipras como un peligro para toda la región, como un postulante que podría tomar medidas de  consecuencias impredecibles, ante la enorme deuda pública que afecta a su país.
Los mismos ataques se hacen a los primos hermanos de Syriza, los españoles del partido Podemos, a los que ahora también se busca combatir con supuestos escándalos, de esos que le sobran al gobernante Partido Popular.

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