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ENFOQUE

Hora de definiciones en Europa

Los ojos del mundo no sólo están puestos por estos días en Europa por el shock que significó el ataque terrorista en París sino también por un conjunto de movimientos y definiciones que afectan a la economía del viejo continente.
Por un lado, en las últimas horas retumbaron declaraciones de la número uno del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, pronunciadas en Washington.
Tras advertir sobre “muy fuertes vientos de frente” para la economía internacional, la economista francesa señaló que la baja en el precio del petróleo y la recuperación del crecimiento en Estados Unidos no bastan para que la situación global mejore.
En un contexto en el que la eurozona se asoma a su tercera recesión en seis años y donde Japón tampoco muestra signos positivos, Lagarde explicó que esas situaciones pueden convertirse en una mochila muy pesada para la economía global.
“Demasiadas compañías y hogares siguen recortando inversión y consumo en la actualidad porque están preocupados por el crecimiento del mañana”, subrayó.
En ese contexto, el mundo asistió esta semana a un nuevo temblor cuando Suiza despegó su suerte del Euro -dejó revaluar el Franco mientras la moneda europea se sigue depreciando-.
Más allá de preocupar a los exportadores de relojes y chocolates y a los dueños de los exclusivos resorts que rodean a las pistas de esquí, la medida fue recibida por algunos sectores como una nueva muestra de la crisis que vive la eurozona.
Y todo esto mientras el viejo continente se acerca a las elecciones clave de Grecia, previstas para el 25 de enero próximo donde se juega bastante más que un elenco de gobierno.
De hecho, el actual primer ministro griego, Andonis Samarás, salió a asegurar que si se impone en las elecciones invitará a todas las fuerzas “eurófilas” del país a participar de su gestión.
Del otro lado, el partido Syriza, de Alexis Tsipras, propone de convocar una conferencia europea sobre la deuda, y plantear una quita sustancial de la deuda que enfrenta el país.
“Lo que es importante para nosotros ahora es restaurar plenamente la viabilidad de la deuda griega. Por lo tanto, no hay necesidad ninguna de convocar conferencias”, advirtió el primer  ministro.
No por nada el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, al frente de otro de los países del sur europeo agobiado por las deudas, viajó a Atenas para prácticamente hacer campaña por  Tsipras.
“Prometer algo que es imposible no tiene sentido y además genera frustración y muchos problemas”, enfatizó Rajoy, al apuntar a dos bandas tanto contra los griegos de Syriza, como contra sus compatriotas del partido Podemos.
Sin medias tintas, Rajoy advirtió: “Vengo a defender unas políticas que han sido duras pero eran imprescindibles”.
“Ahora que estamos saliendo de la crisis, España, Grecia y Europa necesitamos estabilidad y certidumbre, no bandazos”, destacó Rajoy, en lo que el diario El País consideró como un “giro” luego de que el establishment político español sustentara durante años la idea de que “España no es Grecia”.

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