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OPINIÓN

El clima es clave en la coyuntura

El clima le puede jugar una mala pasada a las cosechas de soja y de maíz ya que a la sequía que ocupó la primera parte de la campaña, ahora se suman las fuertes lluvias que causan excesos hídricos seguidos de plagas y malezas que no se pueden controlar.
En la zona núcleo llovieron en siete días 400 milímetros y sumieron a los cultivos bajo el agua. Por lo tanto si bien esta semana, la Bolsa de Cereales porteña dio por finalizada en el país la siembra de soja con una superficie récord de 20,35 millones de hectáreas quizá no sea tan fácil alcanzar la producción prevista por la entidad de 53 millones de toneladas.
El clima es la clave. Todavía hay regiones con seguía como en La Pampa, en tanto, la perspectiva agroclimática de la Bolsa de Cereales prevé precipitaciones persistentes sobre el noroeste y el centro del área agrícola, en los próximos días.
Es que el paso de un frente de tormenta provocará lluvias sobre el noroeste y el centro del área agrícola, mientras que el resto de su extensión recibirá valores escasos, según el especialista Eduardo Sierra.
También está previsto que retornen los vientos del norte, con aumento de la temperatura y "paralelamente, continuarán produciéndose lluvias sobre el noroeste y el centro del área agrícola", expresó Sierra.
El asunto es que la situación climática, con fuertes tormentas y lluvias sobre la región centro del área agrícola nacional, motivó preocupación en el sector por el impacto que puede tener sobre los cultivos que pasaron de la sequía al exceso de agua.
En tanto, el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario resalta el anegamiento en algunos lotes bajos.
"La continuidad de este atípico patrón de lluvias convectivas tan intensas pondría en riesgo productivo a buena parte de la región núcleo", manifestó el informe GEA.
Mientras tanto, el sector agropecuario sigue preocupado por los problemas de siempre como dijo el vicepresidente de Federación Agraria Argentina a Noticias Argentinas, Julio Currás.
Para el dirigente, la "presión impositiva" deterioró la rentabilidad del campo a pesar de los buenos precios internacionales, existe falta de previsibilidad y el trigo "no se puede vender".
Carlos Garetto, titular de Coninagro consignó que es importante discutir la agenda agropecuaria en su conjunto lo antes posible y lo hizo ante el silencio persistente del Gobierno.
En una reunión de los representantes de la cadena de maíz con el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, algunos de los asistentes volvieron a plantear que reciba a la Mesa de Enlace.
Pero lo importante fue la explicación que brindó la gente de Maizar al pedir que se termine con la cuotificación en la cadena de valor del maíz al resaltar que el Roe como método de suspender la actividad comercial genera daños a los productores y consumidores en ambas puntas.
Martín Fraguío se mostró a NA optimista por haber sido escuchados con la promesa oficial de trabajar sobre este tema y otros puntos de los 14 presentados y de reunirse en los próximos 15 días con la posibilidad de que se delinee alguna medida para el sector.
El optimismo del director Ejecutivo de Maizar contrasta con los cuestionamientos persistentes del Gobierno al campo que para el analista Carlos Etchepare tienen mucho más que ver con una estrategia de "marketing" frente al "pueblo" para que éste distraiga su atención, y encuentre en los "productores agropecuarios" los supuestos responsables de la falencia de las políticas públicas.
Mientras los productores y las cadenas de valor buscan libertad para comercializar, esta semana aparecieron dos propuestas concentradoras, una corresponde al gobernador de Entre Ríos, Sergio Uribarri y trata de la creación de un Instituto Nacional de Comercio Agropecuario.
Para el mandatario es "una herramienta que nos permitirá conocer los márgenes de comercialización de la producción agropecuaria y consecuentemente intervenir eficazmente en los precios internos de los alimentos".
Desde el ámbito legislativo se reflotó la vieja idea de volver a la antigua Junta Nacional de Granos, como si el Gobierno estuviera en condiciones de manejar puertos graneleros, silos, acopios y demás elementos que todavía se rigen por las leyes del mercado.


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