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OPINIÓN

Un 2013 con mucho para aprender y mejorar

Llegando al final de este 2013, me es inevitable mirar hacia atrás y reflexionar sobre lo vivido para evaluar el camino recorrido y proyectar de la mejor manera el próximo año.
Como todo año electoral, para las personas que ejercemos la actividad política, el 2013 fue un período de mucha tensión. Los juninenses lo sufríamos allá por los primeros días de marzo, cuando una movilización justa y pacífica que pedía justicia por el asesinato de Karen, se convertía en un caos y en un motín, que ponía a toda la sociedad en vilo, a las buenas de un grupo de violentos que recorrían la ciudad tomando y destruyendo edificios de instituciones públicas sin ningún reparo, con intenciones destituyentes hacia las autoridades locales.
La violencia y la inestabilidad empezaban a convertirse en moneda corriente. Con un modelo que acentuaba la desigualdad, negaba la inflación, y dividía la sociedad.
En el medio, tragedias de trenes sin explicaciones claras, una inundación que se cobró cientos de vidas y que nunca fue declarada catástrofe, altísimos funcionarios nacionales en medio de denuncias por corrupción y lavado de dinero...   
Ya en junio comenzaba el proceso electoral y con él, las campañas hacia las PASO. Los mensajes políticos en general se reducían a meros agravios personales, con muy poca autocrítica y ausencia de propuestas. El pueblo habló en las urnas y, dio un mensaje claro. Era hora de tomar la iniciativa y trabajar responsablemente para resolver los problemas cotidianos, seguridad, inflación, salud, educación, el mal estado de las rutas, temas que impactan de lleno en el día a día de todos. El oficialismo eligió no oír el mensaje, y festejando una derrota, acentuó las políticas del modelo y personalizó aún más su descalificadora campaña.
En octubre, las urnas ratificaron el mensaje de agosto.
Nuestra tarea desde la oposición era garantizar que el debate se diera en el Congreso y utilizar las herramientas democráticas para ejercer el mandato de la sociedad. Así fue, como en la Provincia de Buenos Aires, logramos aprobar un presupuesto que esté pensado de cara a los problemas de los bonaerenses, y que aún con las profundas deficiencias en la gestión, el oficialismo tuvo que aceptar nuestras modificaciones.
Y así, llegamos a diciembre con una inflación anual de casi el 30%, con altos índices de inseguridad, con mucha corrupción en la administración pública, con un sistema educativo público deficiente, con un sistema de salud desfinanciado, con emergencia vial, con sublevación de la seguridad pública, con focos de saqueos en todo el país y con un servicio de luz eléctrica que no completa ni las mínimas expectativas.
Obviamente existen cosas positivas por las cuales enorgullecernos este año, logros que debemos festejar, pero ellos ya están, y es por eso que ponemos el ojo en lo que debemos cambiar y mejorar con la convicción y la esperanza de que no es más que el pueblo quien gobierna.
Por esto, habiendo cumplido ya 30 años de democracia, nuestro desafío será, poder sumar entre todos, nuestras diferencias, potenciar nuestras virtudes y fortalezas, donde nuestra única identidad sea ser argentinos y nuestra única finalidad, sea una mejor calidad de vida. Por todo esto, brindaré este 31 de diciembre, por un año pleno, lleno de esperanzas y satisfacciones.


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