ENFOQUE

¿Quién tiene la soja?

Avanzada la siembra de soja del ciclo 2013-2014, aún resta por vender un volumen significativo de la producción del ciclo actual 2012-2013.
Según la información oficial, los productores todavía no decidieron la venta de más de 11 millones de toneladas, lo que representa el 23% de la producción estimada en 49 millones de toneladas.
Recordemos que a esta altura del año, el volumen que los productores suelen retener no supera entre el 10 al 15%.   
De esta forma, resulta muy difícil la operación de la fábricas aceiteras, que ven limitada la oferta y no pueden cumplir con sus compromisos con el exterior en cuanto a los envíos de aceites y harinas proteicas.
Muchas de ellas, decidieron parar sus líneas de producción debido a la imposibilidad de conseguir mercadería a valores que les permita cubrir al menos sus costos variables de operación.    
A ello se suma una serie de costos crecientes que la industria soporta y la virtual imposibilidad de hacerse de mercadería importada, a través del sistema de "admisión temporaria", prácticamente inaccesible para muchas de éstas.
De un nivel previsto de molienda cercano a 40 millones de toneladas, teniendo en cuenta las exportaciones de materia prima y los usos internos, se estima que sólo podrá alcanzarse un nivel por debajo de los 37 millones de toneladas.
Ello implica que si se considera que la capacidad teórica total de la industria alcanza los 65 millones de toneladas, el grado de ociosidad supera el 40 por ciento.
Lo más llamativo es que el mercado –como se dice en la jerga- está "invertido", es decir las posiciones correspondientes a la nueva cosecha muestran un nivel de cotizaciones significativamente más bajo, algo similar a lo ocurrido el año pasado para esta misma época.    
La mercadería disponible que se negocia en torno a los 345 a 350 dólares la tonelada, reduce su cotización para el próximo mes de abril a niveles por debajo de los 300 dólares la tonelada.    
Ello se da por el contexto mundial de abundancia de esta oleaginosa, en el cual Argentina no es una excepción.    
Si bien la demanda de soja y sus derivados es muy dinámica, es importante tener en claro que en este ciclo a la excelente cosecha de los Estados Unidos, debe adicionarse seguramente un récord productivo en Sudamérica, que permite recomponer el nivel de stocks mundiales, con precios para todo el complejo a la baja.
Tanto en Brasil como en Argentina, y en menor medida Paraguay, Bolivia y Uruguay, esperan cosechas muy importantes, que en suma representan el doble de la oferta norteamericana, concentrando su salida entre los meses de abril-junio próximos.
Sin duda esa presión de mercadería, sumada a los problemas logísticos de movilización, comunes en todos los países de la región, llevará a que los precios se mantengan deprimidos.   
De allí que no parece ser una decisión muy racional el seguir manteniendo soja hasta la salida de la nueva cosecha. Sólo se puede interpretar que es en el corto plazo, el mantenimiento de la soja represente una suerte de "resguardo de valor" para el productor, en un marco de la fuerte incertidumbre cambiaria como la actual.
No obstante es importante alertar que las tendencias del mercado no se presentan tan optimistas como para seguir "llevando la soja" de un ciclo al otro.
 

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