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¿Peligra la democracia en territorio europeo?

Los neonazis desatan la violencia y matan en Grecia; el ministro del Interior del Gobierno socialista francés pregona la expulsión de los gitanos; el partido de extrema derecha Jobbik, tercera fuerza política en Hungría, inyecta intolerancia, discriminación y odio en sus propósitos políticos; la corrupción camina campante por doquier; el desempleo cunde y se instala a tasas escandalosas.
¿Hay motivos para preocuparse por la democracia en Europa?
Los autores de un estudio recientemente presentado en Londres explican que la gravedad de la actual crisis europea no es sólo económico-financiera, sino que toca las bases de su proyecto democrático. Afirman que el proceso de integración había superado los fundamentos del Mercado Único para transformarse en una comunidad de derechos y valores. El fracaso en dar respuesta a la erosión de esos derechos y valores está derivando en serias consecuencias políticas, tales como euroescepticismo, nacionalismos y extremismos políticos.
El estudio fue encargado a Demos, una organización que desde hace veinte años trata de acercar la política a los pueblos en el marco de la democracia y el respeto a la ley. Un grupo de parlamentarios europeos solicitó a Demos este análisis independiente en la Unión Europea para evaluar mediante parámetros e índices cómo se estructura hoy la vigencia de las instituciones y cómo reforzar los derechos fundamentales de los ciudadanos.
El documento, basado en el Índice Democrático de Demos, consta de cinco dimensiones: democracia electoral y procedimientos; derechos y libertades fundamentales; respeto por las minorías; compromiso cívico; capital social y político. Cada capítulo selecciona una serie de indicadores de medición que en su total alcanzan a 23 y de donde se extraen las conclusiones del estudio.
Los resultados destacan siete países miembros donde la democracia se encuentra bajo amenaza o peligro, poniendo énfasis en las experiencias de Francia, Italia, Grecia, Hungría, Latvia, Bulgaria y Rumania. Algunos “retrocesos” se deben a incumplimientos específicos o de procedimiento en tanto que otros exigen atención en focalizar claras violaciones de compromisos asumidos en los Tratados de la UE. Estas últimas merecen poca letra en los Tratados para su control y vigencia luego de la accesión de los países miembros.
La conclusión del estudio se encuentra resumida en el título que lleva el trabajo: “La democracia en Europa dista de estar garantizada...”. Entre los muchos aspectos positivos de esta iniciativa y más allá de poner en la palestra un tema que afecta las bases del modelo social europeo, el documento esboza propuestas y mecanismos que pueden otorgar un rol a la Comisión o a una agencia independiente que verifique objetivamente la evolución de los valores democráticos.
Se trata de un buen camino a explorar en América Latina, puesto que la defensa de la democracia y sus instituciones es una batalla que siempre hay que dar.

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