COMENTARIOS

Islas Malvinas: Otra provocación de David Cameron

No nos convendría sobre-reaccionar ante el elogio del actual premier británico sobre Margaret Thatcher como que “salvó a las Falklands y fue… la mayor primer ministro en tiempos de paz.” Se trata de  una provocación más que busca irritarnos para boicotear toda posibilidad de diálogo.
El éxito de tal maniobra se consumaría con una reacción en el mismo tono, que en el pasado ha incluido hasta descalificaciones personales de Cameron nada menos que por parte de la embajadora argentina.
Con pocas excepciones, todos los gobiernos británicos han tirado siempre la pelota afuera, negándose o dilatando toda posibilidad de discutir el tema, pero Cameron es el que aplica mucha más agresividad que cualquiera de sus antecesores, Thatcher incluida.
Esta afirmación puede parecer curiosa si no se repara en el accionar de Thatcher anterior a 1982. En solo dos oportunidades -Rodolfo Terragno señala una más, en 1940- Gran Bretaña propuso reconocer nuestra soberanía en las Islas.
La primera durante el último gobierno de Perón, un condominium que fracasó porque nuestro presidente -que había ordenado aceptar- falleció a las pocas semanas.
La segunda y última, la hizo nada menos que Thatcher, enviando al alto funcionario Nicholas Ridley, seis meses antes del 2 de abril, con un esquema muy semejante al anterior y al que los británicos concertaron con China para Hong Kong: reconocimiento inmediato de nuestra soberanía, efectivización en un plazo a convenir y, mientras tanto, administración británica crecientemente compartida con Argentina.
De hecho, fue Thatcher quien negoció con Deng Xiao Ping la Declaración Conjunta de 1984 y presidió, en los Noventa, la devolución (handover) de Hong Kong a China, continuando, probablemente a disgusto, la desde 1946 forzosa decisión británica de liquidar al Imperio.


COMENTARIOS