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ECONOMÍA

Las distorsiones de precios se harán sentir

De qué magnitud son hoy las distorsiones de precios?
¿Es posible una convergencia de dólar, inflación y salarios?
¿Podrá la gestión de Cristina Kirchner llegar a tiempo con alguna salida administrada de las variables económicas?
Las preguntas han comenzado a girar en los negocios y los especialistas a partir de que se advierte un manejo más “prolijo” de la política monetaria respecto del 2012, con una desaceleración de la expansión y la emisión, una aceleración del ritmo de devaluación del peso y una suba de las tasas de interés, si bien siguen siendo negativas en términos reales.

¿Menos protagonismo?

También tiene que ver con cierto giro, o quizás apenas una insinuación, de la gestión económica, en la que Guillermo Moreno habría perdido protagonismo.
De cualquier manera, el interrogante es si esto es suficiente o una combinación apropiada en un contexto mundial que se ha vuelto más complejo.
La desaceleración monetaria y el deslizamiento del tipo de cambio coinciden con una fuerte corrección del real brasileño y una sensible caída del precio de la soja, por debajo de los 500.
Los futuros de la soja para el año próximo son aún más bajos, un 10% menor a los valores actuales.
Con estos precios externos en caída y la inflación interna en suba, parece más difícil lograr algún equilibrio de las cuentas externas en el 2014.
Y más aún si se toma en cuenta que las importaciones de combustibles son cada vez mayores y, que el año próximo se abrirá la temporada política de las presidenciales: una coyuntura difícil en donde los resultados electorales de octubre y las expectativas para el 2015 matizarán todas las decisiones de inversión y de política económica oficial.

La inflación

Las distorsiones de precios, vistas desde otro ángulo, son muy importantes: la inflación medida por los índices provinciales ascienden a un andarivel del 24/25 por ciento; los salarios cayeron del pico del 2012 a un interanual similar al de la inflación; la tasa de devaluación ronda hoy 20% anual pero con una brecha del 65% sobre el “blue”; las tarifas de gas son el 20% de las que rigen en países limítrofes y los granos el 65% de los valores internacionales (por el impacto de las retenciones).
Los futuros de la soja para el año próximo son aún más bajos, un 10% menor a los valores actuales
La brecha cambiaria acentúa el problema de los rezagos de los precios relativos, y estos a su vez a las reservas del Banco Central, claramente en declinación.
La agenda económica por tanto es clara desde la técnica: ajustar el tipo de cambio, moderar el nivel de retenciones y recuperar los precios de las tarifas.
Agenda que no coincide con los tiempos políticos y que, en cualquier situación los gobiernos buscan posponer.
Los males vienen ahora del norte: no solamente los cambios de política monetaria de la Reserva Federal, que fortalece el dólar y los tipos de interés de largo plazo, sino también los pronósticos de la cosecha récord de ese país, que llegaría a las 93 millones de toneladas de soja y a 254 millones la de maíz.

A la baja

Como se dijo con anterioridad en esta columna, esos volúmenes de producción están llevando a una corrección bajista al mercado de granos, que al menos tendría una extensión de varios años.
Y con una soja a 450 dólares, pero que internamente el productor recibiría poco menos de 300 dólares por tonelada, afectan los ingresos de dólares al país, los ingresos tributarios y la capacidad de gasto interno de todo el complejo agroexportador.
Por lo pronto, la caída ocurrida en las últimas semanas representa para el país una pérdida de unos 1.000 millones de dólares considerando que aproximadamente quedan unos 20 millones de toneladas de soja que aún no se exportaron.
El año próximo el ajuste afectará a toda la cosecha, y con precios aún más bajos.
La convergencia hacia una política económica más prudente es inevitable, el futuro develará si la administración central es capaz de administrar esta transición.

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