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PRIMARIAS ABIERTAS Y SIMULTANEAS

El sistema que no termina de seducir

Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de hoy trazarán una primera perspectiva sobre el futuro político de la Argentina, pero todavía están lejos de cumplir su objetivo como ordenador del sistema electoral.
Bajo esa premisa vale la pena preguntarse si conviene sostener un esquema que duplica el costo de la organización electoral, mantiene al país prácticamente seis meses en campaña cada dos años, y cumple a medias su rol de eliminatoria.  
Desde esta misma columna se ha respaldado la instrumentación de las PASO en 2011 porque estuvieron inspiradas en experiencias exitosas, como las de Uruguay -no hay elecciones de medio término como en Argentina- o la propia provincia de Santa Fe.
También porque sus objetivos son los de alentar la democratización interna de los partidos políticos para fortalecerlos -por sobre los personalismos- y contribuir al ordenamiento de la oferta electoral.
Es cierto también que esta modalidad fue ideada por Néstor Kirchner en 2009, cuando quería que todo el PJ formara parte de una primaria y luego se encolumnara detrás de su candidatura.
Este tipo de moldeado oportunista de las reglas del juego es lo que precisamente atenta contra las propias primarias y consecuentemente contra un sistema fuerte de partidos políticos.
Ya en la edición pasada se permitieron las listas de adhesión para que el entonces candidato a gobernador Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro) pudiera evitar una confrontación interna con Daniel Scioli (Frente para la Victoria) y llevara también como candidata presidencial a Cristina Kirchner en las generales.
Uno de los integrantes de la Cámara Nacional Electoral dijo esta semana en una charla con periodistas que desde 1983 no hubo una elección igual a la anterior. "Eso puede ser porque evolucionamos mucho o porque acomodamos las cosas a nuestra conveniencia", sintetizó.

Competencia limitada

En esta oportunidad habrá competencia interna en 21 distritos y el radicalismo -como en 2011- es el más propenso a usarla, pero salvo en algunas excepciones como en la UCR de Río Negro, o en el frente UNEN de la Ciudad de Buenos Aires, las grandes contiendas prefirieron ser evitadas como eliminatoria.
El caso testigo -nuevamente- es el del peronismo de la estratégica Provincia de Buenos Aires, con tres vertientes que no se enfrentarán en primarias, sino que solo mostrarán sus garras para las generales del 27 de octubre.
Pese a ser su mentor, el oficialismo es uno de los que menos contribuye al éxito del nuevo sistema electoral ya que la Presidenta se reserva la elección de sus candidatos y elimina cualquier posibilidad de competencia interna.
Así las cosas, las PASO servirán para eliminar a los candidatos que no alcancen el piso del 1,5% de los votos y para habilitar a los que lo superen, pero su mayor aporte será más político que técnico como gran encuesta nacional.
En ese marco, los argentinos parecen recibir con gran indiferencia este inicio del nuevo turno electoral.
Así lo reflejaron dos sondeos, uno de la Universidad de Belgrano que arrojó que a pocos días de la elección sólo un 40% de los porteños sabía qué y cómo se vota y otro de D Alessio Irol que indicó que para un 39% de los argentinos las PASO le son indiferentes y para un 29% son un fastidio.
Este último agrega que el 72% de los votantes no conoce ni siquiera la plataforma del candidato por el cual votará y solo un 17% leyó y comparó propuestas antes de definir su voto.

Expectativa

Más allá de esta interpelación sobre el sistema, las Primarias incorporarán variantes interesantes como el nuevo sistema de troquel o el denominado voto joven.
La habilitación de 600 mil jóvenes mayores de 16 años elevó un 2% el padrón nacional y contribuyó a relegar a la Ciudad de Buenos Aires al cuarto lugar entre los distritos electorales, superada por primera vez por Córdoba y Santa Fe.
Sin embargo, lo más sustancioso será la posibilidad de ver por primera vez un horizonte para las elecciones de 2015.
Es probable que la nueva composición del Congreso, que ya quedará en trazo grueso este domingo, termine por derrumbar cualquier intento de reforma constitucional para habilitar una nueva reelección de Cristina Kirchner.
En contrapartida, aparecerán "presidenciables". Sergio Massa, Hermes Binner y Julio Cobos buscan triunfos en Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza para posicionarse.
Otros que no son candidatos también pueden resultar "ganadores". Es el caso principalmente del mandatario bonaerense Daniel Scioli, pero también hay otros gobernadores del PJ o el propio jefe de Gobierno Mauricio Macri en la misma situación.
En cambio, con dos años y medio de gobierno todavía por delante, difícilmente quede claro ahora cuál será la influencia de la Presidenta en esa carrera por la sucesión.

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