OPINIÓN

Repetir los errores en materia económica

La inflación es un castigo para la calidad de vida de los argentinos y el perjuicio que provoca es proporcional al ancho de la pirámide social, sabiendo que la base está ocupada por los más pobres y el vértice por los más ricos.
Atacar este flagelo es una obligación para quienes nos gobiernan y, para que el ataque sea eficiente, debe ser certero el diagnóstico.
Cualquier enfermedad debe ser tratada fundamentalmente en sus causas, ya que medicar los efectos solo puede lograr un alivio de corto plazo.
La persistencia del equipo económico en ocuparse de los efectos sin atacar las causas -aplicando recetas que han fracasado en todas las oportunidades- no puede ser una ingenuidad.
Aunque se disienta con la línea de pensamiento de quienes tienen la responsabilidad de la política económica, sería necio pensar que estos funcionarios no tengan un buen nivel de formación profesional y un conocimiento de la historia política nacional y de los momentos de crisis o de auge económico del mundo todo.

Congelamiento de precios

El congelamiento de precios es a la solución de la inflación lo mismo que alejar las balanzas y los espejos a quienes pretenden adelgazar sin moderarse en la dieta ni hacer ejercicios físicos.
Poner a la Armada Brancaleone a controlar lo acordado con las corporaciones -con la “vista gorda” del Secretario de Comercio en el tipo de productos, la mayoría de los cuales no incide en la canasta básica y viendo que cada cadena de supermercados tiene distintos precios para un mismo producto (muchos tuvieron un colchón de aumento antes de la fijación) es tomarle el pelo a los consumidores que caminan buscando precios razonables.
Decir que esta medida va a hacer aumentar el consumo y, por ende, la producción y generación de empleo, en el marco de una economía con alta presión tributaria, poca competitividad, enorme emisión monetaria, ahogo de las economías regionales, déficit fiscal por gasto improductivo, déficit de infraestructura energética, ferroviaria y vial, alto valor de los fletes y reglas de juego cambiantes, es, por ser benévolos, una expresión voluntarista.
Como dijera Albert Einstein “no se pueden esperar resultados diferentes si se actúa de una misma forma”. Si no lo hacen por ingenuidad ¿Por qué lo hacen?

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