Como el vino

El nuevo Papa, que siempre ha llevado un estilo de vida austero y ha estado cerca de los pobres, no ha dejado de sorprender en cada una de sus apariciones, públicas o privadas. Optó por la improvisación para invitar a la Iglesia católica en un lenguaje accesible y moderno a volver a la esencia del cristianismo y huir de lo “mundano” para no convertirse en una “ONG piadosa”. Esta familiaridad volvió a repetirse por momentos en su encuentro del viernes con los cardenales. Aunque en esta ocasión sí leyó, se saltó el guión en varias ocasiones refiriéndose con un tono más relajado al Espíritu Santo como un “apóstol de Babel” que vela por la armonía de una Iglesia. Citó también a su “poeta preferido”, Friedrich Hölderlin, en una reflexión sobre “la vejez”, que luego equiparó “con el vino que mejora con los años”.
Y al final, se levantó del trono para saludar afectuosamente a uno por uno.

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