OPINIÓN

Balance y perspectivas económicas de 2013

Una correcta evaluación debe tener en cuenta que los países más desarrollados del hemisferio norte siguen inmersos en un escenario de profunda recesión, que influyó para que las denominadas “economías emergentes” redujeran su ritmo de expansión.
La crisis que venía incubándose en Estados Unidos y la Unión Europea desde comienzos de este siglo, pero que se exteriorizó a partir de mediados de 2008, difiere de otras de coyuntura por su prolongada permanencia y escasas posibilidades de finalizar.
Por el contrario, temen una fuerte recaída. Mientras la canciller alemana Angela Merkel admite que se extenderá hasta fines de esta década, en Estados Unidos mencionan el riesgo que existe de precipitarse al “abismo fiscal”.
La importancia relativa, respecto de la economía mundial, de estas dos áreas que han simbolizado siempre el mayor desarrollo ha incidido en atenuar el avance que venía exhibiendo el núcleo de economías “emergentes”, que la Argentina integra.
Un claro ejemplo de ello es la más reciente evolución del gigante chino, cuyo crecimiento en 2011 ascendió al 10,4 por ciento y que completó dos décadas a una media anual del 9,3 por ciento. Con la prudencia que los caracteriza, han anunciado que en 2012 descendería a un 7,5 por ciento y que, en el mejor de los casos, podría deslizarse hacia arriba apenas algunas décimas.
En la segunda potencia, India, sucede algo similar, pues después de marcar un 8,9 por ciento por encima del año precedente, espera cerrar el actual con un 6,1 por ciento.
En este contexto, los niveles de desocupación también son desusadamente altos. En Estados Unidos, están en esa situación alrededor de 15,2 millones de personas, de las cuales 7,6 millones no parecen tener muchas perspectivas de retornar, en un plazo razonable, a un puesto estable semejante al que desempeñaban a fines de 2008. Y ello pese a que se emitieron o tomaron créditos por más de 7,4 billones de dólares, para intentar recuperar el mercado.
En el presente, la Reserva Federal ha resuelto sumar nuevas disponibilidades por 45 mil millones de dólares mensuales, junto con partidas adicionales de promoción destinadas a empresas, por otros 40 mil millones, con la misma periodicidad. Se anunció que lo harán por todo el tiempo que sea necesario para que se logre “apalancar” una reacción sostenida.
En cuanto a la Unión Europea, dentro del “área del euro” o fuera de ella, Alemania todavía presenta una minúscula tasa positiva de crecimiento anual (0,9 por ciento) y Francia una de 0,3 por ciento.
En los demás miembros de alguna significación, España y Grecia asumen un marcado dramatismo, pues la desocupación ya asciende a 26,4 por ciento y 24,7 por ciento, respectivamente. No mucho mejor se presentan los casos de Italia y Portugal.

La realidad latinoamericana

En el amplio espacio subcontinental en el que se ubica nuestro país, todos sus integrantes, sin excepción, vienen acusando los efectos depresivos antes referidos.
Brasil, escalonado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la séptima potencia mundial y, obviamente, la mayor economía dentro del conglomerado de 34 repúblicas que integran América latina, ya en 2011 había bajado su ritmo de expansión a un modesto 2,7 por ciento (en 2010, había sido de 7,4 por ciento) y, además, esperan que al cierre de 2012 ese indicador se ubique en no más de 1,9 por ciento. México, que ocupa el segundo lugar, hace máximos esfuerzos por no cerrar con tasas negativas, y algo semejante sucede en Colombia.
En cuanto a la Argentina, los analistas más confiables advierten que en el primer semestre no habría superado el 2,1 por ciento y que luego, muy lentamente en el tercer trimestre y algo superior en el cuarto, puede aspirar a cerrar 2012 con un incremento que ronde el tres por ciento.
Resulta oportuno tener presente las importantes revelaciones que ofrece un informe especial del Banco Mundial, bastante poco difundido en el país, titulado “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América latina”.
Sus resultados son confiables, pues se ha trabajado mediante el uso de la metodología de paridad de poder adquisitivo (PPA), que elimina las distorsiones en que puedan haber incurrido los respectivos organismos estadísticos o analistas locales.
Según ese informe, se considera que la evolución altamente positiva de la economía argentina que se verificó durante el período 2003-2009 ha permitido que la denominada “clase media” creciera de forma explosiva, pasando de 9,3 a 18,6 millones de integrantes. Eso implica un fenomenal “salto” del 100 por ciento.
En segundo lugar, bajo ese mismo enfoque, se sitúa Brasil, aunque a bastante distancia, con un aumento del 22 por ciento para idéntico lapso. Luego se ubican Uruguay, con 20 por ciento, y Colombia, con un 16 por ciento.
La enorme diferencia en cuanto a esa nueva conformación social (4,5 veces más favorable que en Brasil) permite apreciar la real importancia de tan singular logro.
Dado que en 2010 y 2011 las tasas anuales fueron en nuestro país de 9,2 por ciento y 8,9 por ciento, respectivamente, resulta lógico suponer que lo expuesto por el Banco Mundial se ha extendido hasta fines del año anterior.
Un trabajo del Fondo Monetario Internacional de abril de 2011 otorga mayor asidero a lo expuesto, pues elevó nuestro producto interno bruto (PIB) por habitante en 2010 a 14 mil dólares, mientras Brasil sólo habría llegado a 10 mil.

Perspectivas futuras

El mencionado trabajo realizó una proyección de sus 193 miembros y estimó que, hacia 2016, Argentina escalará a un PIB de 910.300 millones de dólares, lo que implicaría un crecimiento acumulado del 41,7 por ciento en el período 2011-2016, con un promedio anual del 5,5 por ciento, lo que constituye un excelente registro.
La renta por habitante llegaría a 21.673 dólares, mientras Brasil alcanzaría a 14.500 dólares, lo que equivaldría a un aceptable ritmo de mejora en ambos países.
Los analistas independientes que no están comprometidos con ningún sector de intereses coinciden con dicho pronóstico y suponen que en 2013 la economía podría crecer entre 4,5 por ciento y 5,5 por ciento.
Sería un muy buen resultado dentro del contexto mundial antes descripto.

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