CÓMO SERÁ EL NUEVO AÑO

Preocupan el índice de inflación y el dólar

La disparada del dólar paralelo en el inicio del año amaga sumar más distorsiones al escenario económico, y terminar de hundir actividades como la inmobiliaria, que se desbarrancó más del 40 por ciento en el 2012, mientras la inflación no parece ceder.
La tendencia negativa en la compraventa de viviendas emerge por ahora irreversible, según el diagnóstico que hacen desarrolladores, los cuales advierten que pesificar con un dólar a 7,10 pesos parece misión imposible.
En este escenario complejo, el Gobierno prevé apostar fuerte a aumentar la inversión en el 2013, con el fin de tratar de reducir el nivel de inflación de dos dígitos que marcan las consultoras privadas y con los cuales hacen sus proyecciones las empresas.  
La presidenta Cristina Fernández fue convencida de que la caída en la actividad de la construcción y los consiguientes despidos en el sector serán revertidos por el plan Procrear y las obras públicas, pero por ahora ni una cosa ni la otra empezaron a dar resultados.
La brecha superior al 40 por ciento entre el dólar oficial -inaccesible al público- y la divisa que cotiza en el mercado paralelo, no genera por ahora dificultades para la política oficial, según la lectura que hacen desde la Casa Rosada.
El alza de fin de año del dólar, que se fue a 7,10 pesos, afecta a un sector "ínfimo" de la sociedad y de alto poder adquisitivo, sostiene el relato oficial. Para el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, tener dólares en el bolsillo "no hace a la felicidad del pueblo argentino".
La lectura del jefe de los recaudadores puede ser correcta si se debate políticamente el tema, pero distinta es la consecuencia económica del problema que representa tener varias cotizaciones de la divisa y un dólar oficial inaccesible.
Por un lado, los sectores más pobres de la sociedad también compraban dólares cada vez que podían, y por eso muchas de las operaciones que se realizaban antes de la imposición del cepo cambiario eran de bajo monto, ya sea para ahorro personal o para enviar a sus familiares en países vecinos.
Pero el problema de fondo de la distorsión provocada por el dólar está vinculada con que le suelta las manos a los formadores de precios -desde alimentos hasta indumentaria o autos-, los cuales están haciendo sus cálculos de costos sobre la base de una divisa más cercana al mercado paralelo que al oficial.
Y eso impacta directo sobre el bolsillo de toda la población, pero especialmente sobre los sectores más postergados, que ven cómo la inflación les corroe cada vez más rápido sus ya de por sí flacos bolsillos.
El alza de alimentos, pero también de indumentaria y calzado, golpea a pleno sobre la línea de flotación de las clases sociales que se ubican en la base de la pirámide social.
Dólar paralelo e inflación se retroalimentan peligrosamente y, junto a la merma en los niveles de inversión, surgen como el talón de Aquiles del modelo.
El problema de la inversión está vinculado no solo con un escenario internacional negativo, sino especialmente con decisiones adoptadas por el Gobierno para impedir el giro de regalías al exterior por parte de las empresas.
El problema es que, sin inversión, ni la productividad ni la oferta aumentarán, y esa es una de las claves para combatir la inflación.

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