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ECONOMÍA

Amenazas y esperanzas para 2013

En el 2012, el principal motorizador del crecimiento fue el consumo interno y es de esperar que el Gobierno intente mantener esa tendencia con políticas de asistencia a los sectores más desprotegidos. Entre consultoras y especialistas hay coincidencia: el año próximo será menos convulsionado, ya que se espera que la producción empiece una tibia recuperación, que el consumo mantenga su solidez, ingresen más dólares por la cosecha y sigan altos los precios de los cultivos a nivel mundial.
Además, habrá menor cantidad de potenciales riesgos porque los vencimientos de deuda no serán tan fuertes como los cancelados durante el 2012. En los próximos doce meses, el volumen total de deuda a vencer es de 13 mil millones de dólares, pero sólo 4.550 millones corresponden a privados, ya que el resto está en manos de organismos públicos o con organismos multilareales, que pueden ser refinanciados.
Si para el año que en pocos días empieza, la Argentina pretende crecer por encima del 3 por ciento, será indispensable un aumento en el volumen de las importaciones y para ello deberá destinar más dólares, que también tendrá que desembolsar para cubrir un déficit energético de casi 3.000 millones de la moneda americana.
Además, el 2013 es un año electoral -crucial para las aspiraciones del Gobierno- que seguramente derivará en un aumento en el nivel del gasto público, por lo que difícilmente las cuentas puedan mostrar un estado más saludable que el actual y la presión inflacionaria siga latente.
A corto plazo, el Gobierno tiene fuertes desafíos: las negociaciones salariales, la suba del mínimo no imponible de Ganancias y la batalla abierta con los fondos buitre, que podría implicar una reapertura del canje.
Desafíos que obligarán al Gobierno a maximizar su poder de gestión y creatividad, con atención en lo que ocurra con Brasil, la economía china y la evolución de la crisis europea.

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