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Salvar estadísticas, salvar la historia

He aquí una historia con final feliz: el Compendio Estadístico de Estados Unidos (Statistical Abstract of the United States) -que parecía destinado a la morgue de la Historia- ha sobrevivido. Al menos, por ahora.
Quizás recuerden (o quizás no) que escribí dos airadas columnas en 2011, deplorando la estúpida decisión de la Oficina de Censos de discontinuar el Compendio Estadístico. Desde su primera edición en 1878, el Compendio ha sido la fuente obligada de hechos y cifras sobre los Estados Unidos. Quizás no haya otro libro que contenga tanta información sobre Estados Unidos; si la Oficina de Censos hubiera conservado únicamente su versión on line, la decisión hubiera sido comprensible, aunque aún incorrecta. Pero, no, la Oficina -presionada para reducir gastos- eliminó todo, logrando raquíticos ahorros de 3 millones de dólares.

Las virtudes

El Compendio Estadístico, escribí, tiene dos virtudes sobresalientes: “Primero, presenta convenientemente en un lugar, una enorme cantidad de información sobre una amplia gama de fuentes gubernamentales y privadas. Por ejemplo, la Asociación Nacional de Protección de Incendios nos dice que 30.170 departamentos de bomberos combatieron 1,45 millones de incendios en 2008. Segundo, las notas al pie de página muestran dónde obtener más información”.
Insté a algunos acaudalados benefactores -fundaciones como Gates o McArthur- a rescatar el Compendio Estadístico contratando a la Oficina de Censos para que lo produjera. Para fines de 2011, cuando la oficina publicó su última edición del Compendio Estadístico, aún no había aparecido ningún Caballero Andante.
Ay, qué poca fe que tengo.

Regalo navideño

Pero justo a tiempo para las fiestas, tenemos ahora la edición de 2013 del Compendio Estadístico publicada en formato de libro por Bernan, un distribuidor de publicaciones gubernamentales; y en una versión on line, por ProQuest, empresa que provee acceso a bases de datos del gobierno. Será prácticamente igual que el Compendio Estadístico del gobierno, excepto por el título (Compendio Estadístico ProQuest) y por su tamaño (8,5 por 11 pulgadas versus 6 por 9 pulgadas) -el tamaño mayor aumenta un 25 por ciento el tamaño de las tablas, lo que facilita su lectura-.
Aparte de eso, contiene prácticamente todas las tablas de la edición del año pasado, más algunas nuevas sobre obesidad infantil, familias con parejas del mismo sexo e hipotecas de viviendas, expresó Bruce Samuelson, director de mercadeo y servicios bibliotecarios de Bernan. (De verdad: Bruce Samuelson y yo no estamos emparentados. Sólo hemos hablado por teléfono y, antes de eso, nunca había oído hablar de él). Alrededor de la décima parte de las tablas tienen derechos de autor separados y algunas han sido preparadas específicamente para el Compendio Estadístico. Se obtuvieron derechos reservados para más del 90 por ciento de estas tablas, dijo Samuelson.

Los salvadores

Los salvadores finales del Compendio Estadístico fueron los bibliotecarios de la nación. Lo utilizan a menudo como libro de referencia y muchos estaban indignados con la decisión de la Oficina del Censo. Samuelson participó en una discusión de panel sobre el Compendio Estadístico en la última reunión de enero de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas. Eso sirvió de catalizador para formar la asociación con ProQuest, que también estaba en el panel y proveería de especialistas en estadísticas para reunir las tablas y verificar su corrección.
“Es una tarea realmente difícil”, dijo Samuelson. “Costaría mucho dinero. ¿Podríamos hacerle justicia y estarían las bibliotecas dispuestas a pagar, porque no recibimos ningún subsidio?” El precio de la versión de tapa dura es de 179 dólares, mientras que la versión de tapa blanda del gobierno costaba 40 dólares y la de tapa dura, 44. La versión on line ya no es gratis, aunque las tablas serán actualizadas más frecuentemente. ProQuest vende mucho a universidades; los precios de suscripción para el acceso a los datos on line varían según el tamaño de la universidad.
Así pues, quizás éste sea un aplazamiento temporal de la eliminación del Compendio Estadístico. Su destino depende de que el mercado mantenga lo que el gobierno no quiere mantener.

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