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OPINIÓN

Un problema que necesita miradas nuevas

Hablar de seguridad siempre es introducirse en un terreno denso, emblemáticamente espinoso y, por tanto, problemático. Plagado de opiniones y cruzado por la pasión de las ideologías que encuentran allí un buen lugar para disputar posiciones que -por lo general- no están exceptas de cierto grado de fundamentalismo rancio. Uno trata de dotar el análisis de cierta racionalidad y, en este sentido, siempre sostenemos que la inseguridad es un fenómeno complejo, que posee múltiples causas, consecuencias y factores asociados de variada naturaleza.
Los procesos de globalización y descentralización por los que fueron transitando distintas regiones, generaron modificaciones importantes, emergiendo las ciudades como actores centrales en el ámbito de las políticas publicas, asumiendo nuevos desafíos y compromisos, haciéndose cargo gradualmente de temas que históricamente no pertenecían a sus ámbitos de injerencia específicos.
Como ejemplo, en nuestra ciudad, al comienzo de la gestión del intendente Meoni se creó la Secretaría de Seguridad. La prevención del delito no estuvo ajena a este proceso. De manera progresiva, cuestiones que antes eran atendidas por los gobiernos nacionales y provinciales, fueron trasladadas a los municipios, que asumieron responsabilidades, como el nuestro, en relación con las condiciones de vida (la salud, la educación, la protección y promoción de los derechos humanos de sectores vulnerables, la asistencia a las víctimas), que ayuda a resolver conflictos locales y es parte de la gestión de los asuntos de la seguridad publica.
Con el concepto que abrazamos de “seguridad ciudadana” se instala un mayor protagonismo municipal, en detrimento de la primacía de la triada Policía-Justicia-servicio penitenciario. Este concepto también debe ir originando un cambio de imagen de la Policía, en el sentido de hacerla parte de la comunidad.
Paralelamente va consolidándose una ciudadanía mas exigente e informada que traslada sus demandas hacia los responsables políticos locales. Así aparecen los foros, que en nuestra ciudad constituyen un aporte significativo, no solo por que es parte de la planificación estratégica, sino por el control que realizan y, esto nos garantiza que estén todas las miradas.
Creo que no hay nada más democrático que trabajar con la participación del vecino que, además significa abrir el espacio y muchas veces teniendo que discutir. Sin participación es muy difícil sostener una politica, en este caso de seguridad, porque no hay compromiso.
La seguridad es un bien público, por ende deben involucrarse todos. No es acertado si enfocamos el problema solo como una cuestión de accionar policial o a la aplicación o no de sanciones. Al ser la seguridad un asunto de todos, es central la implementación de instancias pluralistas de participación que permitan a los distintos actores de nuestra sociedad generar consensos e instancias de control. La participación permite legitimar aun mas la democracia. Claro que en esta idea amplia de la seguridad que predicamos, el cambio de uno o más comisarios, no resuelve el problema, esta inseguridad que hoy sufrimos se enfrenta haciendo que la ciudadanía se sienta realmente comprometida y tenga disposiciones claras a respetar y cumplir respecto a los límites de sus atribuciones. La seguridad ciudadana es la condición, la seguridad es un derecho colectivo, fundado en la solidaridad y en el interés común y es un bien público, gestionado y distribuido por el Estado.
Propongo que hagamos una fuerte apuesta a que un viejo problema tenga una mirada nueva.n



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