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El déficit de la verdad

No me eligieron para decirles lo que quieren oír. Me eligieron para que les diga la verdad”.
¿ Hay alguien en Estados Unidos suficientemente crédulo para creer eso? Lo que define esta campaña, en parte, es la enorme brecha entre la retórica política y los problemas presupuestarios del país. Y no se trata sólo de Obama.
Mitt Romney también está jugando. Las consecuencias son que el vencedor o bien esquivará esos problemas o, al atacarlos enérgicamente, conmocionará a una población que no está preparada. Quizás el primer debate presidencial (que se realizará mañana) desenmascarará y desacreditará el consenso contra la franqueza, aunque es dudoso que eso ocurra.
Se dice de la guerra que la verdad es la primera víctima; eso también se aplica a esta campaña.

Lo que Obama debería decir

Imaginemos lo que Obama debería decir para cumplir con su aseveración de decir la verdad sin tapujos.
“Compatriotas. Durante años, sus líderes -me incluyo entre ellos- los han engañado. Su gobierno ha realizado más promesas de las que puede cumplir, aún cuando la economía volviese al pleno empleo. Sus impuestos suben y sus servicios públicos disminuyen”.
“Como bien saben, la principal causa de eso es la jubilación de los baby-boomers. Entre 2011 y 2025, el número de jubilados que reciben el Seguro Social crecerá casi un 50%, a 66 millones de personas; Medicare experimentará un aumento similar. El alza de gastos resultante perpetuará el enorme déficit presupuestario. La Oficina del Congreso para el Presupuesto calcula que las actuales políticas resultarán en déficits acumulativos de 10 billones de dólares entre 2013 y 2022. En 2022, el déficit anual será de 1,4 billones de dólares o 5,5% de la economía, de nuestro producto bruto interno. No tengo un plan verosímil para controlar Medicare ni el Seguro Social”.
“También he tergiversado las cosas al sugerir que parte de la solución del problema es que los millonarios y billonarios paguen su porción justa. No lo es. Mis propuestas aumentarán las tasas tope actuales del 33 y el 35% a un 36 y 39,5% para parejas con ingresos que excedan los 250.000 dólares. El Tax Policy Center, que no es partidario, calcula que esa medida recaudaría 440.000 millones de dólares en una década. Recuerden que los déficits proyectados suman 10 billones de dólares. También he apoyado tasas más elevadas que el 15% actual sobre los dividendos y las ganancias de capital. Esos cambios recaudarían 236.000 millones de dólares en el curso de una década, expresa el Tax Policy Center”.
“¿No podemos gravar a los ricos aún más? Lamentablemente, eso tampoco funcionará. Third Way -un grupo liberal, que conste- calculó los efectos de tasas tope para el impuesto a los ingresos del 49,6% y 41% y una tasa tope para las ganancias de capital del 38,8%. El presupuesto aún no se puede balancear; para 2040, el déficit sería de 3,3 billones de dólares en dólares actuales. Third Way concluye que si el Seguro Social y Medicare quedan ‘en piloto automático, onerosos aumentos fiscales para la clase media, de alrededor del 60%, se vuelven inevitables’”.
“La mayoría de los políticos busca la popularidad por sobre la verdad aún cuando en el largo plazo eso profundice la desconfianza de la población”
“Aunque soy reacio, estoy de acuerdo. Debemos reducir los beneficios para los jubilados más saludables y más ricos a fin de minimizar déficits, la reducción de otros programas e incrementos fiscales. He aquí lo que propongo …”.

Lo que Romney debería decir


Romney también participa en la charada. Supongamos que gane. He aquí lo que podría decir bajo el suero de la verdad.
“Compatriotas. El panorama del presupuesto es peor de lo que yo he admitido. En la campaña prometí reducir el gasto federal al 20% del PBI. Eso no sucederá: Los recortes requeridos para programas importantes -el FBI, las carreteras, los Centers for Disease Control and Prevention, la Patrulla Fronteriza y otros- serían demasiado grandes”.
“En los últimos 40 años el gasto federal ha promediado el 21% del PBI, así que mi objetivo del 20% parece razonable. Y debemos eliminar los programas de baja prioridad, como Amtrak (el ferrocarril). Pero los ahorros quedarán más que neutralizados por la población que envejece y los gastos de sanidad pública. De 1972 a 2011 el Seguro Social y los principales programas de asistencia médica promediaron un 7% del PBI; en 2020, se estima que equivaldrán al 12%. Si no controlamos esos programas, estrangularán el resto del gobierno”.
“En cuanto a cualquier recorte fiscal, olvídenlo. Por supuesto, debemos tratar de simplificar el sistema e incentivar el crecimiento económico recortando las tasas tope y acabando con las exenciones fiscales. Hasta eso será difícil, porque muchas exenciones -como el descuento a la tasa hipotecaria- son populares. Pero para balancear el presupuesto aún necesitaremos recaudar más, no menos, contribuciones fiscales del impuesto a los ingresos y otros impuestos. Desde 1972, las rentas públicas han promediado sólo el 18% del PBI. Yo debería haber sido más franco con Uds. durante la campaña”.
El abismo entre la retórica de la campaña y las realidades del gobierno perseguirá al que gane. También define el dilema de la democracia. La población quiere que sus líderes le digan la verdad; pero a menudo, no quiere oír la verdad. Los líderes genuinos escapan esa trampa persuadiendo a la opinión pública a que reconozca los problemas desagradables.
Pero esos líderes son poco comunes.
La mayoría persigue la popularidad inmediata por sobre la verdad, aún si eso profundiza la desconfianza de la población en el largo plazo.

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