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OPINION

“Las medidas populistas no solucionan la crisis energética”

El espíritu belicoso e irracional del 2 de abril volvió de la mano del populismo kirchnerista con el proyecto de enajenación forzosa de la mayoría accionaria de la empresa de energía otrora nacional.
La intervención “manu militari” a YPF vía decreto de necesidad y urgencia; y la “estatización” de la empresa mediante la expropiación del 51% de las acciones de Repsol, ponen de manifiesto, una vez más, la ineptitud del Gobierno nacional y la total ausencia de una política de energía.
Como en Malvinas, la “épica” estatista en materia de hidrocarburos distrae el eje del problema que consiste en perforar muchos más pozos de petróleo y acelerar el proceso de inversión y productividad.
Recordemos que a fines de 2004, el gobierno de Kirchner ya creó ENARSA S.A. para el estudio, exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos, precisamente por la necesidad política del Estado de contar con una empresa propia dentro de una actividad con fuerte presencia oligopólica y como consecuencia de que YPF fuera privatizada a manos del grupo español Repsol.
ENARSA fue presentada al país como el reaseguro de la inversión necesaria para superar la crisis energética. Puro maquillaje, desde su creación ENARSA S.A., más de siete años, sólo puede exhibir como logro la perforación de cinco pozos en la Faja Petrolera del Orinoco (Venezuela) y un fenomenal escándalo de corrupción internacional que generó la remoción de un funcionario, luego del conocido caso de las valijas de Antonini Wilson.
Ahora es el turno de YPF y más allá de las groseras irregularidades en el procedimiento expropiatorio que seguramente terminará en perjuicios cuya dimensión superará los elevados costos indemnizatorios, la maniobra de intervención, a lo Chávez, traerá, como grave e inevitable consecuencia, la pérdida total de la necesaria confiabilidad que exigen los inversores, particularmente en este tipo de actividades de tan altos costos, tiempo y riesgos. Ante tantas maniobras espasmódicas e imprevisibles del Gobierno nacional, está claro que nada ni nadie invertirá en nuestro país.
Así entonces, en tiempos del bicentenario, nos vamos a quedar con dos costosas empresas estatales (YPF y ENARSA), pero, paradójicamente, sin el petróleo, ni el gas que necesitamos para autoabastecernos, ya que la señal dada por el Gobierno nacional, no sólo que no restablece el núcleo del problema que es la creciente desinversión en el sector, sino que patéticamente lo ahonda.
Los mismos privatistas que ayer canjeaban regalías por entrega de soberanía y decisión nacional hoy pretenden constituirse en los adalides del estatismo, sin tener en cuenta que lo que el país necesita es convocar con urgencia a empresas internacionales especializadas y de prestigio para explorar y explotar nuevas cuencas y aumentar nuestras reservas en recursos hidrocarburíferos.
No se aprovecha, por prejuicios ideológicos e ineptitud, la experiencia histórica de Frondizi y Frigerio, que en menos de cuatro años, con el ritmo que necesita una política de desarrollo, triplicaron la producción de hidrocarburos y llegaron al autoabastecimiento. Lo hicieron con el concurso del capital extranjero, respetando los contratos, asegurando rentabilidad a las empresas y en el marco de un proyecto nacional de desarrollo que regulaba la política energética para abastecer y favorecer un modelo de desarrollo industrial que integraba a todas las provincias en el contexto de la nación.
Hoy como ayer, Frondizi y Frigerio, aplicarían la misma regla metodológica utilizada para llevar adelante exitosamente la batalla del petróleo en 1958; se preguntarían ¿Qué nos hace más nación, seguir importando petróleo como en 2011, con un drenaje de divisas al exterior de aproximadamente 10 mil millones de dólares, pagando así, a los empresarios, fletistas, aseguradoras y obreros extranjeros o producir en nuestro país, convocando al capital internacional y nacional, tanto público como privado, para movilizar nuestros recursos naturales y humanos a lo largo y a lo ancho de nuestra geografía nacional?
La cuestión dilemática sigue siendo la misma que ayer y la lucha por la erradicación de la dependencia energética y del subdesarrollo, como antes, tiene su núcleo en la deficiente matriz productiva y la necesidad de contar con fuertes inversiones y no en el entramado jurídico y el voluntarismo de quienes alegremente creen que solucionando los problemas de tenencia o propiedad, se resuelve mágicamente la crisis.
“Estos nacionalistas de opereta le han hecho tanto mal al país con sus estupideces, como los colonialistas con sus vivezas”, palabras de Juan Domingo Perón fustigando al nacionalismo de medios, no aprendidas, ni tenidas en cuenta por el populismo cortoplacista y sin proyecto nacional que nos gobierna.

Secretario General del Comité Nacional del MID. 

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