Tener o no tener un arma

El interrogante genera dudas sobre el temor, sobre defenderse o intimidar.
La premisa del delincuente es salir a robar, no a matar, porque si no estaríamos ante psicópatas homicidas, como el caso recientemente público de Francia.
Esto no quiere decir que nos tenemos que quedar inertes ante estas situaciones, pero si tenemos un arma ante un hecho delictivo, donde se desenfunda, siempre termina mal.
Hay situaciones violentas, heridos, muertos, la pregunta es de qué lado ocurre esto. Porque no pasa como en las películas, que después de la balacera, el bueno sopla el caño del revólver y todo termina ahí.
Lo vemos en la cruda realidad: como el caso Baby Etchecopar, que estamos rezando para que sobreviva el hijo, consecuencia de la violencia que se desata.
Pero a veces, no necesariamente compramos el arma, sino que nos queda de herencia y no sabemos qué hacer. La guardamos en el ropero, y a veces no lo suficientemente lejos de los chicos para evitar accidentes, e inclusive de adultos inexpertos. En estos casos es conveniente aceptar los planes de desarme, y dejar el apego sentimental.
El municipio genera estos eventos (desarme voluntario nacional) acordado con el Renar para el segundo semestre de este año, y de esta manera no dejar que a la suerte de un robo, se desate un infierno.