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¿Los actores adecuados para una sintonía fina?

La noticia más interesante de los recientes cambios en el gabinete económico no es el ascenso de Hernán Lorenzino, sino la continuidad de Guillermo Moreno. En el esquema de poder kirchnerista, Lorenzino tendrá el cargo formal de ministro, pero la gestión real de la macroeconomía estará en cabeza del todoterreno titular de Comercio Interior. No es una novedad que Moreno opera en una amplia franja de temas: exportaciones de granos, control de precios, Indec, Mercado Central, Papel Prensa, dólar, bancos y en cuanto lugar aparezca algún conflicto con el Gobierno. Lo nuevo es que ese poder real sería ahora más explícito.
Pero volviendo sobre Lorenzino, su designación supone un interés del gobierno de Cristina Kirchner por normalizar las relaciones financieras con el exterior, el FMI, el Club de París y los hol douts. Y también la posible salida de la Argentina al mercado de capitales para colocar deuda pública.
En definitiva, Lorenzino fue elegido para que se dedique a su especialidad que es la negociación con el mundo financiero. Pero como jefe del Palacio de Hacienda, sufrirá las consecuencias del sistema económico K: será un ministro débil y no tendrá control sobre casi ningún tema importante interno.
El último ministro con poder en la era kirchnerista fue Roberto Lavagna; los que lo sucedieron vieron paulatinamente licuar su capacidad de decisión e ingerencia en la macro.

Otros actores

Los temas económicos locales estarán en manos de otros actores como Marcó del Pont, Débora Giorgi, Julio de Vido, o el propio Moreno que, además no tiene muchos puntos de coincidencia con los que ha dejado trascender Lorenzino y Amado Boudou. Es conocido que este tándem de funcionarios ha intentado y promovido en la interna del gobierno una negociación con el mundo financiero para arreglar los temas pendientes y facilitar la colocación de deuda, mientras que el ala más intransigente de los economistas K, alientan una solución inversa, el “vivir con lo nuestro” de Aldo Ferrer.
En cualquier caso, las posibilidades negociadoras de Lorenzino no parecen muy amplias. ¿Cómo hará el ministro para avanzar sobre la normalización con el exterior y el FMI mientras el Indec siga sin cambios? ¿Qué cartas podrá jugar en una negociación cuando en cada punto de discusión debe pedir autorización al más alto nivel político? De todas maneras, no habría que adelantar opinión sin antes poder apreciar la real importancia que le dará la presidente Cristina Kirchner a esto temas y si el ministro puede efectivamente avanzar hacia esos objetivos financieros.
En cuanto a la conformación del nuevo y viejo gabinete, es un hecho ya comentado que otra vez ha triunfado el espíritu más conservador posible: si va bien, el equipo no se toca. Si se hace una mirada más amplia, se podría afirmar que salvo los cambios cantados, la estructura formal y de poder es la misma. No hay siquiera enroques en los ministros. Todo igual. El triunfo electoral de octubre parece dar la razón a estas decisiones. Aunque no parecen estar consideradas todas las alternativas en juego.

Desafíos

El mundo y la economía tienen hoy desafíos y problemas nuevos y la situación de la Argentina no es la misma que en el 2007. La soja no sube, sino que baja; no existe superávit fiscal y tampoco reservas de libre disponibilidad; la caja de las AFJPs ya fue absorbida por la Anses y el resultado comercial está en retroceso; la inflación interna y el dólar están en otro nivel y, asimismo, los costos laborales, 40% más en dólares que en el 2008. La decisión de avanzar con la eliminación de los subsidios es el dato más claro de las dificultades que existen en el flanco fiscal.
Sin dudas, hay amplia coincidencia en que el Gobierno debería avanzar sobre políticas económicas con “sintonía fina”. La frase se refiere a un manejo más profesional y econométrico de las distintas variables, en el contexto de un plan o esquema de metas de hacia donde se quiere avanzar con los temas claves: expansión monetaria, gasto fiscal, inflación, salarios y dólar, para mencionar las más relevantes. No parece ser esa la impronta de Moreno y de otros funcionarios del equipo económico kirchnerista.

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