Pertenencia
MARKETING APLICADO

Pertenencia

Un rasgo de identidad.

El partido del jueves en el “cemento” fue aburrido, o mejor dicho malo, como dice Roberto, un sabio del fútbol. El punto quedó en casa y sirve, mucho más la reflexión sobre la situación que observé fuera de los límites del campo de juego. Tuve tiempo, entre revoleo y revoleo, me dediqué a disfrutar del ambiente, en modo testigo. En la columna de hoy, la pertenencia como un rasgo de identidad. 

En un mundo globalizado, el concepto de “aldea global” deja de ser un ensayo teórico para hacerse carne, en múltiples situaciones que les quiero contar para que pongamos el foco. Sobre todo en la infancia, abrumada por estímulos que, si bien aportan apertura, no son propios y si nos descuidamos conformarán la identidad de los chicos, 

Los veo patear una pelota en el parque, con la camiseta del Bayer Munich o la del Manchester City. Los escucho hablar, cantar y nada es propio sino adherencia de las pantallas.

No reniego de eso, solo lo pongo sobre la mesa para pensar si está bien o sería bueno revisarlo, a fin de cuentas es una decisión familiar. 

“Haland se la toca a Julián, Jones queda en el piso, tira y goooool del Manchester City en el Etihad Stadium!” ensayan los relatores infantiles mientras que las chicas cantan en inglés un tema que desconozco. Surge un nuevo “ser cosmopolita” que nunca salió de Junín. Me asusta un poco. 

Por esto que les cuento es que el jueves me retiré feliz con el rotundo cero a cero. Porque pude ver a los más chicos corriendo en la zona de plateas. Una dinámica caótica donde todos van detrás de la pelota con la marca estricta de un perro, siempre el mismo, un obsesivo y férreo defensor. También en la popular, donde los pre adolescentes forman su grupo de pertenencia y le presentan a la sociedad sus primeros actos de rebeldía. Esto es lo que celebro, porque esas tardes reales no se olvidan jamás. 

Ya me pasaba cuando en mi época de estudiante transcurrían meses sin volver a la ciudad. Era en esos momentos en los que tenía la necesidad de conectar con la “cuestión local” y la única forma era recorriendo las canchas del ascenso con la camiseta verde oculta debajo del buzo. En ese encuentro con el desconocido juninense, la felicidad absoluta. 

Ser de acá es no ser de allá. Por todo esto, o porque quizá estoy sensible con los niños, invito a los padres a llevarlos a la cancha, a cualquiera, y sino les gusta el fútbol, a pescar o a vincularse con algo de su ciudad porque más allá del destino de cada uno de ellos, su adn está acá, en Junín. La pertenencia, su identidad. 

COMENTARIOS