La suba de precios se mantiene como el principal flagelo que afecta a la sociedad argentina.
La suba de precios se mantiene como el principal flagelo que afecta a la sociedad argentina.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Los fantasmas del ajuste minan el acercamiento de Alberto y Cristina por el acuerdo con el Fondo

Para la Casa Rosada una pronta rúbrica con el FMI es condición necesaria para apuntalar la recuperación, mientras en la oposición estalla la interna radical y se plantea el desafío a Larreta.

Pasado casi un mes de las elecciones legislativas, el oficialismo que perdió por nueve puntos a nivel nacional y el control del Senado, no luce tan debilitado como se preveía, pero sí no puede evitar sus contradicciones internas tal como se pudo observar en el acto del último viernes en plaza de Mayo en un tema tan crucial como el acuerdo con el Fondo y como se presume también afloren desde mañana con la presentación del Presupuesto 2022 en el Congreso. 
La oposición, en tanto, se encuentra inserta en rencillas internas por los posicionamientos rumbo a 2023 con la ruptura del bloque del radicalismo en Diputados como estandarte, donde un sector acusa a Horacio Rodríguez Larreta de estar metido detrás de la irrupción de los “renovadores”, que encabeza Lousteau.

Alta inflación
En medio de estas controversias, la Argentina sigue sumida en un proceso de alta inflación que le pone un límite a la recuperación del salario que impulsa la Casa Rosada a través de la reapertura de paritarias y el aliento a la puja distributiva. En octubre, el sueldo registrado le ganó por una décima a la inflación, pero volvió a caer en la comparación interanual (con el mismo mes de 2020), esta vez por un 1%. “De los últimos 41 meses, la variación dio negativa en 40”, indicó Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma. Esto explicaría por qué la recuperación de la actividad y de algunos segmentos del consumo no tienen su correlato en los bolsillos. Los precios subiendo al 50% hacen difícil cualquier tipo de recuperación del ingreso real.
Es por eso que el oficialismo ha definido a la batalla contra la inflación, junto al acuerdo con el FMI, como los principales desafíos para 2022. La misión argentina en Washington ha avanzado con las charlas y así lo hizo saber el organismo de crédito multilateral, que reconoció que la inflación es un fenómeno “multicausal, y abordarlo requiere un enfoque macroeconómico integral”, por lo que recomendó reducir la emisión monetaria junto al déficit fiscal y la aplicación de tasas de interés “positivas”.
Más allá de eventuales desacuerdos, se espera que en enero próximo el ministro Martín Guzmán (Economía) logre destrabar al menos la rúbrica una carta de entendimiento que facilite un ulterior acuerdo antes de los millonarios vencimientos de marzo próximo.

Interrogantes
Los ruidos por los discursos del acto por el Día de la Democracia, con todo, no dejan de sembrar interrogantes más que por la viabilidad del entendimiento –al Fondo le serviría hacia su propia interna mostrar predisposición de arribar un acuerdo luego de haber cedido la friolera de US$ 44 mil millones a Mauricio Macri- por el cumplimiento del mismo en los dos años de mandato que le restan a Alberto Fernández.
Sí Cristina no dudó en enviarle un mensaje en directo a un presidente que ocupaba una silla a unos dos metros, donde pidió “grandes acciones” para evitar que haya un ajuste y recomendó al Fondo que en lugar de ello “busque los dólares” en los paraísos fiscales, Fernández le contestó que se quedara “tranquila” dado que no iría en contra de los intereses “del pueblo”. Durante aquel atardecer, los desacuerdos dialécticos también tuvieron su correlato con algunos episodios curiosos: la suelta de fuegos artificiales o la salida de la plaza de algunas columnas de militantes cuando le tocó hablar al jefe de Estado y algún incidente previo con el micrófono.
“Si el Movimiento Evita y el MUP (Movimiento de Unidad Popular) no bancaban al lado del escenario, hubiera sido un escenario bien hostil para Alberto”, observó una fuente oficial. Es que el acto fue organizado por el kirchnerismo en busca de reeditar “la mística” de la Patria Grande que supo enarbolar en los años de Néstor y Cristina al frente de la Casa Rosada. Esta vez, con Lula y “Pepe” Mujica presentes, fue diferente: el país luce signos de agotamiento y depresión en el que difícilmente ese discurso de “superestructura” sea permeable entre una militancia que hoy pide la vuelta de “la heladera llena”.

Diferenciación
Hubo “codazos” entre integrantes del Evita y de La Cámpora, que esta vez se sintieron “locales” a diferencia de la marcha por el Día del Militante del 17 de noviembre. En un claro gesto de diferenciación contra el mensaje disruptivo del kirchnerismo, la CGT no se movilizó y  citó a su histórico salón Felipe Ballese al líder brasileño y al expresidente de Uruguay José Mujica.
Frente a mensaje esotéricos como “pagar la deuda con políticas ambientales o con la plata de los fugadores”, hay un sector del Gobierno que apuesta a una economía que consideran realista. Uno de sus protagonistas, es el empoderado ministro Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) que mañana, desde las 19.30, participará de un evento organizado en la sede del PJ nacional de una charla organizada por la red de capacidades nacionales denominada “Reactivación y políticas productivas para poner a la Argentina de pie”.
Sobre ese modelo abundará Guzmán este lunes ante los diputados opositores en la comisión de Presupuesto. No solo defenderá la ley de leyes sino el proyecto del mentado plan plurianual.

La oposición
La oposición ha dado gestos de acompañamiento a estos planes de normalización, pero viene soportando ataques dialécticos del oficialismo, como ocurrió en el acto del viernes pasado. El senador Martín Lousteau promovió la división del bloque de Diputados, lo que generó un áspero debate en todo el radicalismo, aunque algunas de las figuras que emergieron por los resultados electorales de las PASO y las Generales, como la senadora Losada y el diputado Manes, discrepan con el economista, pero prefirieron no participar en activamente en la pelea. Las “internas” son parte de la transición de la UCR, que se siente fortalecida no solo por el resultado de las elecciones. Las “caras nuevas” le han dado un perfil aperturista, que todos consideran que era imprescindible. 
Nadie supone, con todo, que esta confrontación pueda provocar un futuro resquebrajamiento de Juntos por el Cambio. Sí esta pelea le resta potencia al histórico partido frente al intento de homogeneización opositora que detenta el PRO que, no en vano, expuso una foto de “unidad” en medio de la interna a cielo abierto del radicalismo. El partido amarillo se quedará con el interbloque de la Cámara baja y Cristian Ritondo parece ser el favorito para ese cargo.
No será un desafío menor para la coalición opositora su posicionamiento en el Senado, donde los reacomodamientos dejaron afuera de cargos importantes a Lousteau. Lo reemplazó como vicepresidenta tercera del cuerpo, la santafesina Losada, ganadora en su provincia. El interbloque opositor será liderado por el mendocino Cornejo que en pocos días dejará la presidencia de su partido y tendrá como misión coordinar la estrategia legislativa frente a un oficialismo que pretende avanzar con el nombramiento de jueces y cubrir la vacante de la Corte Suprema, con quien mantiene una puja indisimulable y que en pocos días podría declarar inconstitucional la actual conformación del Consejo de la Magistratura.

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