El Congreso, con todo, parecería ser el ámbito natural para el debate de temas institucionales.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Después del mensaje de las urnas, definición de liderazgos y la suerte del diálogo político

Las elecciones legislativas no solo definirán el nuevo mapa del Parlamento. En el oficialismo observan los próximos pasos de Alberto y Cristina. En la oposición de Juntos, su peso en el Congreso y los reacomodamientos para 2023.

Después de mucho tiempo, el foco de atención de la sociedad no solo estará puesto en los resultados de los comicios de hoy sino en lo que sucederá a partir mañana, el denominado #15N, con el juego de alianzas que se desplegará tanto en el oficialismo como en la oposición, con el surgimiento de nuevos liderazgos y el rearmado de ambas cámaras del Congreso. Pero también las semanas siguientes a la votación servirán para saber si el Ejecutivo convocará o no al diálogo político con el que viene coqueteando y cuál será la reacción de la coalición “Juntos”, que seguramente tendrá sus propios reacomodamientos de cara a las elecciones presidenciales de 2023.
En el oficialismo, por lo pronto, todos miran cuál será la próxima movida de Cristina Kirchner que, tras la derrota de las PASO, aceleró un cambio de Gabinete. Las diferencias en el seno de la coalición gubernamental continúan, pero en Casa Rosada aguardan por la “racionalidad” no solo de la Vice sino de los principales dirigentes del oficialismo, y la oposición, para no ahondar la crisis que dejó la pandemia. Si bien Sergio Massa fue el primero que planteó la necesidad de convocar a un diálogo social, tanto Alberto Fernández como Cristina lo consideran relevante a fin de poder cerrar el acuerdo con el FMI dentro del primer trimestre de 2022.
La Argentina tiene vencimientos por 19 mil millones en marzo próximo con el organismo multilateral, por lo que una renovación de plazos y punitivos surge primordial dado que un eventual pago vaciaría las arcas del Banco Central. Pese a los reparos que pusieron dirigentes como Horacio Rodríguez Larreta o Emilio Monzó, en Casa Rosada saben que una vez que “baje la espuma electoral”, los encuentros y las charlas a ambos lados de la grieta surgirían sin demasiados escollos.

El debate parlamentario
El Congreso, con todo, parecería ser el ámbito natural para el debate de temas institucionales. En diciembre se descongelará la actividad parlamentaria y el oficialismo no solo apuesta a discutir el Presupuesto que envió el ministro Martín Guzmán (Economía), que se descuenta tendrá cambios por los reparos que puso el ala kirchnerista de “Todos”, sino otros proyectos que giraría el Ejecutivo en las próximas semanas y buscarían ser “consensuados” con la oposición.
Ese escenario, con todo, podría alterarse ante una eventual radicalización del kirchnerismo ¿Cristina pedirá acentuar la intervención estatal en la economía con más cepos y controles de precios? ¿Exigirá nuevamente cambiar al equipo económico? Si ninguno de los habituales moradores de la Casa Rosada conocía sobre su operación en el sanatorio Otamendi, difícilmente sepa cuál será su próxima estrategia. Por ello, las miradas también se posarán sobre el Presidente, al que gobernadores, intendentes del Gran Buenos Aires y sindicalistas le piden que dé un paso al frente para fijar un rumbo de Gobierno más vinculado a las bases del peronismo clásico.
Dos días después de los comicios, la sede del PJ de la calle Matheu será escenario, desde las 18, de una jornada para intentar introducir otra agenda en el oficialismo, más vinculada producción y el trabajo y el desarrollo de ciencia y tecnología: “Aportes al modelo de las Capacidades Nacionales para la Nueva Argentina”, que coordina el dirigente platense Ramón Prades.
Pero la mayor expectativa estará en cuál será el mensaje del presidente Alberto Fernández en el acto por el Día de la Militancia del próximo miércoles en la Plaza de Mayo, tempranamente convocado por la CGT como un escudo ante una eventual arremetida del kirchnerismo, pero, sobre todo, como un gesto de poder de la central obrera unificada que quiere disputar un “espacio de decisión” dentro del oficialismo.
Los popes sindicales reunidos el jueves en Parque Norte manifestaron su escepticismo en que el Presidente decida “conducir políticamente” el espacio. “Si en dos años no lo hizo, por qué lo haría ahora”, aventuró un jefe sindical de estrechísimo vínculo con el mandatario, que previó una semana tensa “en la que Alberto y Cristina discutirán, pero esperemos que después todo siga su curso”. Otro referente gremial consultado opinó que el riesgo de la pasividad presidencial “es que se lo lleven puesto”.

La batalla de egos
La oposición, asimismo, observa el devenir del Gobierno y antes de sentarse a negociar “reclama” un acuerdo previo del propio oficialismo. Los resultados definirán si Rodríguez Larreta, el “gran elector” tanto en CABA como en Provincia -con las designaciones como candidatos de María Eugenia Vidal y Diego Santilli, respectivamente- resulta fortalecido. Se sabe que cultiva una vieja amistad con Massa y, más allá del eventual endurecimiento de su discurso en plena campaña, es proclive al diálogo institucional.
Como integrante del PRO, deberá pujar por el liderazgo de ese espacio con Patricia Bullrich y Mauricio Macri, los “halcones” que tendrían “proyectos propios” de cara a la construcción política que decantará en 2023. “A partir del lunes, la oposición se atomizará”, disparó un dirigente social alineado al oficialismo. Más allá de la chicana, en el amplio tablero de “Juntos” descartan que comenzará una batalla de egos para intentar dar un perfil definitivo a la coalición.
La UCR ya avisó que buscará protagonizar el devenir del armado opositor y no se contentará con ser un mero espectador del posicionamiento de las espadas del PRO. Si bien el que picó en punta fue Facundo Manes, que jugó a la par de Santilli en las recorridas de campaña por varias ciudades bonaerenses, también busca su lugar el senador Martín Lousteau, con agenda proselitista por el interior, y el gobernador jujeño Gerardo Morales. Este último hasta podría presidir el centenario partido desde diciembre.
La deuda del FMI es uno de los temas que urge solucionar. Pero en la oposición preocupa la inercia inflacionaria -3,5 por ciento marcó el Indec para octubre con una variación interanual del 50 por ciento que viene limitando la recuperación del salario real- y la falta de incentivos para que haya inversiones, la variable fundamental que asimilan a la creación de empleo. “Lo que vemos ahora en construcción e industria es un rebote por el pozo en el que caímos en 2020”, graficó un candidato de “Juntos” que no vislumbra una mejora en el mercado laboral de continuar las políticas actuales.
La otra mirada a considerar es si “Juntos” logrará la primera minoría en Diputados. Aunque no lo logre, se estima que el bloque conducido por Máximo Kirchner no tendrá tanta comodidad para lograr el quórum que dan 129 bancas ocupadas. El 10 de diciembre no solo habrá incorporaciones a la cámara baja sino probables cambios en las jefaturas: el cordobés radical Mario Negri podría dejar la titularidad del interbloque, al que sumarán espacios como el conducido por Monzó.
El candidato de “Vamos con Vos”, Florencio Randazzo, en caso de ingresar a la cámara baja, buscaría un lugar “antigrieta” como el que suelen ocupar los representantes de origen lavagnista, como Jorge “Topo” Rodríguez.
Si el oficialismo podría tener el desafío de conseguir quórum, la principal coalición opositora tendrá el objetivo de sentar las bases para lograr una ulterior representación política del “70 por ciento”, el catalizador que Larreta estimó necesario para la implementación de reformas en lo laboral, tributario y en seguridad –un tema que le explotó al Gobierno en el último tramo de campaña-, fundamentales para el futuro desarrollo de la Argentina.