MARKETING APLICADO

No se nada

La pregunta como herramienta.

Hay una máxima que pocos usan, un lema que incomoda porque pareciera ser que por estos tiempos “garpa” más la certeza que la duda, cuando en realidad la pregunta es la mejor herramienta para llegar al fondo de una cuestión. En la columna de hoy, “solo sé que no sé nada”. 
Se trata de una dinámica natural en la gran mayoría de las profesiones u oficios y funciona como el origen del trabajo. Médicos, arquitectos o gasistas. No importa la actividad, siempre hay un par de consultas que operan como hilo conductor, la punta del ovillo para resolver un problema. ¿Qué siente, qué necesita, cómo sucedió, qué se le rompió señora? Una obviedad, elemental a un diálogo que sigue después de la presentación inicial. 

¿Qué pasa después de la pregunta?
Una vez que el cliente o paciente responde, lo que sigue, en el mejor de los casos, es “el asesoramiento”. Es decir, tan básico como, usted debería alimentarse con menos sal o tenemos que cambiar la perillita del horno”. Frente a esto, asentimos, aceptamos y actuamos en consecuencia, o sea dejamos un poco el fiambre y vamos a la ferretería. Un curso normal, de una relación laboral que tiene sus reglas, pero atención. No siempre es así. A veces hay excepciones y a eso me quiero referir. 

La excepción a la regla
Marketineros, comunicadores, publicistas y diseñadores. Una tribu que en algunos casos no utiliza “la pregunta” como herramienta por impericia o por inducción del cliente: necesito esto y punto. Lo vi en internet, “me copa” el logo de este color y quiero armar las “redes”. Algunos responden de manera lineal, a veces por necesidad de tomar la tarea. Opera en este tipo de relaciones una asimetría entre asesor y asesorado, una relación que no funciona desde el principio. 

La pregunta como metodología y contrato 
Es importante destacar que las preguntas definen las tareas, expresan los problemas y delimitan las responsabilidades. Siempre partiendo de la base que todo es cuestionable y perfectible. Ejercitarnos en el arte de preguntar requiere de curiosidad, de observar, de querer saber y entender más y mejor pero además de una relación de confianza, un contrato necesario para que, detectado el problema o la oportunidad se pueda trabajar en consecuencia, con todas las herramientas a disposición. Por eso, porque la calidad de nuestro pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas y la puerta de ingreso a un buen trabajo es justamente esa. Solo sé que no sé nada, dudo…luego existo.