El oficialismo comenzó ayer a diseñar la campaña electoral rumbo a las elecciones generales, en la que anuncian cambios significativos en la gráfica y el slogan de la misma, en la participación de los candidatos y donde cada gobernador tendrá injerencia sobre lo que ocurra en su territorio.
Con la ausencia de Alberto Fernández, replegado a contactos de cercanía con vecinos y trabajadores –ayer esta estrategia tuvo su correlato con un encuentro con cooperativistas en Lanús- en el salón de los Escudos del ministerio del Interior, en la planta baja de la Casa Rosada, tuvo lugar en la víspera “un encuentro de campaña” para definir de qué forma el oficialismo intentará revertir la dura derrota en las PASO en la Provincia. Mañana comienza la “campaña oficial” de cara a los comicios legislativos del 14 de noviembre.
Así, Wado de Pedro –luego participó de una conferencia de prensa por el envío de las fuerzas federales a Rosario en la que se lo observó un tanto nervioso- recibió en su cartera al jefe de Gabinete, Juan Manzur, al titular del interbloque del Frente de Todos en Diputados, Máximo Kirchner, al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, a su jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y al ministro Aníbal Fernández (Seguridad), donde debatieron durante dos horas detalles de la nueva etapa proselitista.
Ya sin el slogan “La vida que queremos” -es muy probable que sea reemplazado por “Salir adelante”, anticipado en el tuit del Presidente en su primera foto con De Pedro tras su renuncia virtual-, el oficialismo intentará mostrar otra estrategia haciéndose cargo de lo que “aún falta” resolver para lograr un mayor bienestar en la población.
La batería de medidas económicas en marcha buscaría dar vuelta el descontento de la población por la crisis, uno de los factores que atribuyen en “Todos” por la derrota electoral del 12 de septiembre. También llamó la atención el ausentismo en distritos de la Primera y Tercera sección electoral, algo que se habló en el cónclave de ayer, en el que se recomendó un monitoreo “capilar” en cada municipio. También se habilitó a los gobernadores a hacerse cargo de las estrategias locales.
En Provincia, con todo, Kicillof no será jefe de campaña como tampoco lo será el propio Insaurralde, según lo indicaban algunas versiones. “No va a tener un jefe. La mesa (de decisión) es la misma de 2019. No hay una persona a cargo y las decisiones se toman en esa mesa y se dividen las tareas”, explicó una calificada fuente bonaerense consultada.
Durante el cónclave hubo un aparte con menos participantes “por temas económicos”, en los que se evaluaron nuevas medidas para contener el alza de precios y la liberación de las exportaciones a la carne, anunciadas al atardecer en la secretaría de Agroindustria. La semana pasada había sido el turno de la mesa política de capital: el primer candidato Leandro Santoro se reunió con Victor Santa María, Juan Manuel Olmos y Mariano Recalde. Habrá un cambio en “la gráfica” de la campaña y es probable que los nombres “de los candidatos sean más preponderantes” que el logo de “Todos”.
La ausencia del Presidente en la reunión, con todo, llamó la atención. Ayer protagonizó una foto con De Pedro, luego de la crisis política devenida del intento de condicionamiento del ministro del Interior para que precipitara cambios en el Gabinete. El descongelamiento en el vínculo había comenzado con la reunión de los gobernadores en La Rioja que siguió a esa semana de encontronazos entre la Casa Rosada y el Instituto Patria. Hoy en el Gobierno avalan el alto perfil de Manzur, que no sólo se ocupa de la primera línea de gestión del Ejecutivo sino también de la interna política en su provincia. Sigue en contacto con intendentes tucumanos, que ya tienen roces con Osvaldo Jaldo, el vicegobernador a cargo del Ejecutivo provincial.
Pero la agenda económica privilegia su atención: por estas horas podría haber anuncios de la prestación anticipada jubilatoria, destinada a personas con 30 años de aportes que no cumplan con la edad requerida por la ley. Se espera también, sin fecha confirmada, la puesta en marcha de un “IFE focalizado” para poco más de 2 millones de personas. Es que mañana no será un día de buenas noticias para el oficialismo: el Indec dará a conocer el número de pobreza del primer semestre y se estima superará el 42% de la última mitad de 2020.
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