Zorrito
MARKETING APLICADO

Zorrito

Marcados por la pymedemia.

Zorrito (Von Quintiero) fue tendencia en redes sociales por un descargo tras el cierre de su local “Bruni” en Las Cañitas. “No es queja sino descripción” adelantó para no perder la frescura del rock. Con ese mismo espíritu destaco en esta columna cuáles son y cuáles deberían ser las preocupaciones de los emprendedores gastronómicos. 
Lejos de focalizar en cuestiones relacionadas con la esencia del negocio como actualizar la carta, adaptarse a las tendencias, reformar el local, analizar la competencia, activar promociones, capacitar a los empleados y mejorar la experiencia integral al cliente deben atender un listado que solo un excel brillante podría contener. 
IVA, Ingresos Brutos, ART, seguros de vida, seguridad social, cuota sindical, retenciones, percepciones, comisiones de tarjetas de crédito, débito, aplicaciones de pago y delivery, servicio de posnet, alquiler, abl, luz, gas, agua, cuenta de banco, impuesto al cheque, abonos de sistema facturación, abogados, contador y ganancias. Descanso y tomo un poco de aire. 
Gestores, inspectores, auditorías, habilitaciones, infracciones. Todo con el tono de quien tiene en sus manos el poder y la soberbia de bajar la persiana por detalles insignificantes. Como si en el acto de clausura encontraran cierta satisfacción, como si de esa forma “cumplieran” con su misión. ¿Cuántos locales clausuraste hoy?
Parece que en nuestro país quien emprende es quien tiene mayores obligaciones y hasta por momento debe explicaciones. Como si generar capital y fuentes de trabajo fuera una cuestión que merece ser revisada, analizada y de por si una fuente de sospecha, una especie de epidemia que no es de estos tiempos sino de décadas. 
Pasa en el país, en la provincia y en la ciudad. Quien quiera emprender, abrir un local, contratar personal o cualquier otro movimiento comercial es arrastrado hacia una burocracia infernal que agota las energías competitivas de quienes en realidad debería estar pensando ideas, propuestas para atraer un público que además de tener otras opciones acota el tiempo de ocio a la mínima expresión cuidando el mango. 
Se trata de una cultura que diaboliza la palabra empresario asociándolo a una persona vil que quiere hacer dinero por lo que será señalado como autor de algún movimiento poco claro en contra de la patria. Ojalá llegue la vacuna, para que todos podamos curarnos de la pymedemia y salir adelante con salud y trabajo. Por ahora, seguimos marcados, como el Zorro, que dejó la marca y cerró su local.

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