Industria
OPINIÓN

Una recuperación que obliga a profundas reflexiones

Los últimos relevamientos semanales que venimos realizando desde Cepba (Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires) respecto de la actividad económica ofrecen un renovado optimismo. Colocan mucha esperanza en uno de los platillos de la balanza, tratando de equilibrar al otro, aún pesado, de la incertidumbre.
Los resultados de ese estudio de la realidad productiva en la Provincia nos indican que hay una recuperación industrial, pero que aún está muy por debajo de los niveles del 2019. Aún, así la recuperación se mantiene sostenida. Cabe señalar que este registro es en base a un promedio general, dado que hay rubros que pelean contra un techo que hay que perforar.
Y allí es donde encontramos a sectores como el textil, marroquinería y calzados que persisten en una dura batalla, saliendo de la meseta y buscando luz al final del túnel.
Algo preocupante se mantiene el panorama en la industria alimenticia, que recibió señales de una liquidación de sus respectivos stocks por una demanda sobredimensionada de las primeras épocas de la pandemia en el 2020. Por entonces, la gente compró por encima del consumo mensual habitual. En este escenario tan difícil hay que recrear oferta con el obstáculo de una anormal disponibilidad de materias primas e insumos.
En tanto, el sector comercial, si bien está dando, se ve una tibia señal de recuperación, aunque ésta se manifiesta mucho más lenta que en el sector industrial. Nuevamente, con la mirada puesta sobre la comercialización de alimentos, hay un indicador negativo dado que las facturaciones de ventas en muchas regiones han bajado entre un 20 y un 30%.
Nunca renegamos de nuestro optimismo. Pero si este no viene acompañado de una profunda reflexión daremos varios pasos atrás. Es como perder el terreno conquistado y lamentarse sin sentido alguno.
Entendemos que hay que hacer reflexiones para identificar fortalezas y debilidades que nos da un contexto agravado por una pandemia de la cual esperemos encontrar una rápida salida, no solo por la economía, sino para la felicidad de los argentinos, incluyendo una situación sanitaria totalmente recuperada.
Esas reflexiones deben ser, a mi criterio, de dos clases: las primeras deben apuntar al pasado inmediato y las otras con proyección prospectiva, imaginando un futuro más allá de coyunturas difíciles, rompiendo cascarones que impidan concretar un modelo productivo.
Si queremos un país con industria en plena expansión necesitamos de trabajadores formalizados, comprometidos con un sueño que derive en generación de riqueza genuina y mejor presente para todos. Esa es solo la base, porque también necesitamos de personal capacitado.
Pero si no tenemos el primer requisito, que es el compromiso de muchos compatriotas para incorporarse a la cultura del trabajo formal y registrado, la recuperación será muy lejana y el tren de la historia quedará atrasado en varias estaciones.
Interpretamos que los deberes que hay que hacer deben superar una coyuntura difícil. Debe servir para recorrer el atajo que lleve hacia la consolidación de modelos productivamente saneados y sustentables y en plena expansión. Haciendo de un grave problema una gran oportunidad.
Desde entidades empresarias como Cepba y otras instituciones hermanas mantenemos y alimentamos nuestro compromiso de construir un sincero camino de recomposición de la economía y, en definitiva, de realización plena de argentinas y argentinos.

(*) Contador. Presidente de Cepba.

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