El primer ministro Justin Trudeau presentó las excusas del país a las víctimas y sus parientes.
El primer ministro Justin Trudeau presentó las excusas del país a las víctimas y sus parientes.
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Canadá: los fantasmas del pasado y del presente golpean a una sociedad apacible

El sábado 26 de junio, dos iglesias católicas, ubicadas en los territorios autónomos autóctonos situados en la provincia de Columbia Británica (extremo oeste), resultaron incendiadas tras el descubrimiento de aproximadamente 750 tumbas anónimas cercanas a antiguos pensionados de niños y adolescentes indígenas.
El incendio de ambos templos –con un intervalo de una hora entre uno y otro- se suma al de otras tantas iglesias que resultaron siniestradas por fuego tras un hallazgo similar de 215 esqueletos infantiles. 
A su vez, el 30 de junio, otros dos lugares de culto católico, separados por miles de kilómetros uno del otro, resultaron incendiados en las provincias de Alberta (centro) y de Nueva Escocia, (este).
Los descubrimientos ponen al desnudo los traumas que sufrieron aproximadamente 150 mil niños amerindios, mestizos e inuits –esquimales- alejados de sus familias, desconectados de su lengua y de su cultura, internados en muchos casos de manera forzada en 139 pensionados en todo el país.
Existen denuncias de algunos de ellos, ya adultos, por malos tratamientos y abusos sexuales. Según una Comisión Investigadora, 4 mil fallecieron en los internados.
Una semana después, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, presentó oficialmente las excusas del país a las víctimas y sus parientes, formuló un llamado al Papa Francisco para que procediese de igual forma y no descartó una investigación penal sobre la cuestión.
El primer ministro habló sobre los “terribles errores” que Canadá llevó adelante durante siglos, consistentes en una política de asimilación forzada de las naciones originarias.
El reconocimiento oficial del primer ministro, abre la puerta para las compensaciones que, tarde o temprano, el Estado canadiense deberá saldar frente a víctimas y familiares. Trudeau dispuso además que, para la fiesta nacional del 1 de julio, la bandera será izada a media asta, en señal de duelo.
De su lado, la Iglesia Católica, que aún no se pronunció sobre el tema, no saldrá indemne del asunto. Con la lentitud característica de los tiempos de la Iglesia, el episcopado canadiense anunció que una delegación de obispos y responsables tribales de las llamadas Primeras Naciones serán recibidos en audiencia por el Papa Francisco, el… 17 de diciembre próximo.
La Ley Constitucional de 1982, establece que los pueblos autóctonos del Canadá son conformados por los amerindios –Primeras Naciones es el nombre oficial-, los mestizos y los Inuits.
Los términos Primeras Naciones responden a una generalización. En rigor, cada comunidad indígena es considerada como nación en sí misma.
La legislación de 1982 puso fin a la vigencia de la Ley sobre los Indios, fechada en 1876, como síntesis de ordenanzas anteriores. Su objetivo claro consistía en erradicar la cultura de las Primeras Naciones y asimilar forzosamente a sus miembros en la sociedad euro canadiense.
Es bajo dicha legislación que se llevó a cabo la construcción y administración por parte de la Iglesia Católica de los pensionados cuyas tumbas impersonales salen ahora a la luz. Si bien con el paso del tiempo quedó suavizada, la Ley sobre los Indios prohibía la práctica religiosa y las danzas tradicionales. Impedía además la libre circulación fuera de las reservas indígenas.
De los 37 millones de individuos que habitan Canadá, un millón se autodefine como autóctonos. De ellos, 650 mil forman parte de las Primeras Naciones, repartidos entre 50 naciones o grupos lingüísticos, y 617 comunidades. Poco más de la mitad habita en localidades urbanas fuera de los territorios autónomos.

Racismo y anti racismo
La imagen general en que el mundo suele ubicar al Canadá es la de una sociedad tranquila que resuelve sus conflictos pacíficamente y donde, por lo general, solo hechos aislados rompen esa paz interior. Es relativo. En parte es cierto y en parte deja de serlo. Sin embargo, la violencia confirma de a poco su presencia en la otrora calma canadiense. En un tiempo política cuando un grupo separatista quebequois –Quebec, la provincia de habla francesa-, el Front de Libération du Quebec intentó iniciar una guerra de liberación en la década de 1960 mediante el empleo del terrorismo, hoy es esencialmente social.
Como se vio, un componente racista, fundado en la “supremacía” blanca hizo su aparición fundamentalmente ocupa, actualmente, un lugar preocupante y vigente en el seno de la sociedad canadiense.
Pero, asimismo, los hechos de violencia indiscriminada se hicieron presentes en Vancouver, en marzo 2021 con el apuñalamiento de seis personas; en Quebec, en noviembre 2020, cuando un hombre vestido a la usanza medieval asesinó con una espada japonesa a dos personas; o en mayo del 2020, cuando un tirador solitario mató a 22 personas en Nueva Escocia.
Obviamente, los hechos de violencia, el pasado discriminatorio hacia las Primeras Naciones o los actos violentos del supremacismo blanco no impiden constatar la preocupación del gobierno y de la sociedad por alcanzar una cobertura de la población.
Así, a la fecha, el Canadá se ubica primero en el mundo en materia de porcentaje de población vacunada contra el Covid en primera dosis con el 68,16 por ciento. Menos avanzada, la inoculación de segunda dosis alcanza el nada despreciable guarismo del 30,99 por ciento, puesto 28.
A esta altura del partido, resulta complicado para el gobierno ampliar el número de personas vacunadas con primera dosis. Con más de los dos tercios de la población vacunada, la mayor parte del tercio restante rechaza la vacunación. Para convencer, el gobierno federal y los regionales “regalan” entradas para espectáculos, vales por panchos –hot dog-, etcétera.
La prevención frente al Covid funcionó en gran medida. Con 710 fallecidos por millón de habitantes, el Canadá es después de Australia, de Nueva Zelandia y de Japón, el país desarrollado con menos muertes.
Por estos días, la sociedad canadiense, en particular, en el extremo oeste del país, en la provincia de la Columbia Británica, debe enfrentar un fenómeno prácticamente desconocido en el país del norte de América: una ola de calor que llegó a superar, en algunos lugares, los 49 grados centígrados.
Nadie puede asegurar, aún, si esta ola de calor nunca vista responde o no al calentamiento global que enfrenta el mundo, más allá de algunas sonoras discrepancias. Lo cierto es que el fenómeno dio lugar a casi 200 incendios forestales, que destruyó la ciudad de Lytton, que obligó a la evacuación de más de 1.000 personas y que provocó la muerte de casi 200 habitantes.
Canadá suele ser uno de los países que más hincapié hacen en materia de medio ambiente. Preservación de bosques, de flora y de fauna silvestre están a la orden del día como objetivos políticos.
No obstante, una excepción se abre cuando de petróleo se trata. Canadá es el tercer país con mayores reservas petroleras, luego de Venezuela y Arabia Saudita. En gran medida, dichas reservas que alcanzan los 169 mil millones de barriles corresponden a las denominadas arenas petroleras cuyo costo de producción es elevado.

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