A la política nacional se subió la acusación contra Mauricio Macri y Patricia Bullrich por enviar armas y municiones a Bolivia, que fueron utilizadas en la represión de los partidarios de Morales.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Enfoques distintos entre Alberto Fernández y Máximo, mientras se definen candidaturas

Tras varias semanas de tranquilidad, la apertura de negociaciones con Pfizer y las gestiones con el FMI volvieron a disparar entredichos en el oficialismo.

A dos semanas del cierre de listas, se intensifican las negociaciones en el oficialismo para definir a los candidatos en los principales distritos. Pero las reuniones reservadas que se celebran tanto la Residencia de Olivos como en otras locaciones bonaerenses no logran evitar que aparezcan nubarrones en la convivencia del Frente de Todos como el cruce “tácito” entre el presidente Alberto Fernández y el diputado Máximo Kirchner por el decreto que abrió la puerta a la negociación con los laboratorios estadounidenses. Donde sí parece haber coincidencia en todas las patas de la coalición oficial es en tensar el discurso con la oposición con vistas a la campaña electoral y en la que la acusación contra Mauricio Macri por el envío de armamento a Bolivia para asistir a los “golpistas” que tumbaron del poder a Evo Morales, en 2019, parecería ser solo el comienzo de una calculada estrategia.

Los dichos de Máximo
Es en este marco que sorprendieron las declaraciones de Máximo Kirchner al exponer durante la visita que realizó a Diputados el jefe de gabinete, Santiago Cafiero. “No quiero un país que sea juguete de las circunstancias o que tenga que ceder a los caprichos de laboratorios extranjeros que, con más y con muchísima mezquindad, buscan siempre doblarle el brazo al Gobierno y también a este Congreso” y seguidamente se preguntó “si un laboratorio nos obligó a cambiar todo el andamiaje legal, ¿qué vamos a hacer con el FMI? ¿Cómo nos vamos a desarrollar?”.
A menos de una semana de la publicación del DNU que modificó la ley de vacunas y habilitó al Ejecutivo a negociar con laboratorios como Pfizer y Moderna, las declaraciones del jefe del bloque oficialista -en las que trazó un paralelo con las conversaciones con el organismo crediticio en momentos en que Martín Guzmán participaba en Venecia del G20 junto a Kristalina Georgieva- no dejaron de provocar un sinsabor interno el oficialismo.
Prueba de ello fue que el propio Alberto Fernández, sin mencionarlo, pareció responderle unas horas después al participar de la conmemoración por el Día de la Independencia. Ladeado por el gobernador tucumano, su “amigo” Juan Manzur al que unos días antes había maltratado Cristina Kirchner al recordar que no había sido procesado por la justicia en la “causa qunita” siendo que en ese entonces era ministro de Salud, el Presidente enfatizó que “si alguien espera que claudique ante los acreedores o ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer, antes me voy a mi casa”. 
A las explicaciones oficiales sobre el malestar por el cruce de declaraciones, siempre le siguen las que afirman que a la próxima elección el Frente de Todos llegará unido. La supervivencia del armado oficialista resultará clave para una victoria en la Provincia, clave no solo para dirimir una elección presidencial en 2023 sino para medir el termómetro social que significan las elecciones de medio término para cualquier oficialismo.

Cónclave en Olivos
El lunes pasado hubo cónclave en Olivos de la denominada “mesa de los lunes” que pareció haberse mudado definitivamente desde La Plata. Esta vez ofició de anfitrión Santiago Cafiero al selecto grupo conformado por el diputado Kirchner, Sergio Massa, ministros como Gabriel Katopodis (Obras Públicas), intendentes del Conurbano y el gobernador Axel Kicillof. La definición de candidaturas en el principal distrito del país sigue siendo el principal tema de debate en esas mesas en las que se repasan encuestas de opinión y las movidas de la principal fuerza opositora. En paralelo, también se discuten nombres en las reuniones que suelen motorizar las comisiones del Instituto Patria en algunas residencias del Gran Buenos Aires. La definición, aseguran desde las distintas “tribus” del Frente de Todos, se conocerá horas antes del cierre del 24 de julio.
La acusación contra Mauricio Macri y Patricia Bullrich por enviar armas y municiones a Bolivia que fueron utilizadas en la represión de los partidarios de Morales las horas posteriores a su destitución como presidente, ocupó la atención de Fernández el jueves por la tarde, que mantuvo una teleconferencia con su par del altiplano, Luis Arce. Hay en proceso un intercambio de información y desde Seguridad ya oficializaron las investigaciones preliminares en las que concluyeron que hubo un envío de “armamento letal” para así contrarrestar la defensa que ensayó la actual titular del PRO. Esos datos serían utilizados en el proceso judicial que se está iniciando en el vecino país y en el que podría ser acusado el ex primer mandatario hoy de gira por España.

Pedido de disculpas
El Presidente el viernes pidió “disculpas al pueblo de boliviano, porque un Gobierno argentino había mandado armamento para parar la protesta de un pueblo que se manifestaba para parar un golpe militar”. Más allá de las eventuales responsabilidades judiciales que podrían caberle a Macri, está claro que el Gobierno buscará “subirlo al ring” hasta el momento de votar. La confrontación con el macrismo buscará, asimismo, no solo afianzar el “voto duro” del oficialismo sino exponer dos modelos distintos de país.
Ayer Guzmán mantuvo en Venecia una reunión bilateral con la secretaria del Tesoro norteamericana, Janet Yellen, con quien dialogó sobre las negociaciones que la Argentina está desarrollando junto al organismo crediticio. Cerca del funcionario reiteran que es mejor “un buen acuerdo que lleve tiempo” a uno rápido que perjudique el futuro del país. Respecto a las quejas del kirchnerismo, utilizaron el teorema de Baglini respecto a que cuanto más lejos se esté del poder más audaces son las propuestas. “Cristina no dijo de no pagar igual. Y Martín entendió los tiempos electorales. Hay que reforzar el bolsillo para cuando haya que votar en noviembre”, expresó una calificada fuente consultada que reconoció como “compleja” la batalla para reducir la inflación.
La consultora Invecq, del economista Esteban Domecq, en su último trabajo avizora las causas del apuro del Ejecutivo por intentar lanzar planes de asistencia para los sectores golpeados por la crisis. “Un año más tarde de iniciada la pandemia, con niveles de empleo casi recuperados por completo, con una actividad similar y con el salario real formal promedio -6% menor, el ingreso per cápita de las familias es 10% más bajo, para cualquier estrato social. De esta observación surge la preocupación del Gobierno por forzar una recuperación real de los ingresos laborales (mediante la reapertura de paritarias) pero también del resto de las fuentes de ingreso. Esto es lo que hemos empezado a observar en los últimos meses y se intensificará hasta las elecciones”, apuntó. El propio Presidente, en Tucumán, se lamentó que tenía “ilusiones que a esta altura la Economía y el consumo crecieran”. Está claro que el relato electoral del oficialismo irá para otro lado.