Estado de alerta!
MARKETING APLICADO

Estado de alerta!

Tiempos de “cronitización”.

El televisivo también es un mercado donde la demanda puja en torno a contenidos de interés. Hoy asistimos a una situación de sobre venta de un producto que está pasado, en mal estado. Me refiero a la sobre-venta de algo que ingerimos una y otra vez, un refrito que ya huele a podrido. 
Desde hace unos meses siento una molestia, me pasa en casa y sucede por esa mala costumbre de encender la tele al llegar cansado, como para que haya algo de fondo, como una radio. De pronto la incomodidad y la necesidad de racionalizar lo que me pasa. Una molestia que me costó identificar. En la columna de hoy, la naturalización del estado de alerta. 
Ya no se trata solamente del canal de las placas rojas, ahora todos recurren al estímulo temporal “ultimo momento” o  “urgente” para que nos detengamos, como si el anuncio fuera verdaderamente importante. Después de eso, y tras tenernos como rehenes de un videograph insoportable surge la nada misma. 

¿Por qué todos gritan?
La entoncación, el énfasis y el debate ya no solo es propiedad de los programas de fútbol de la tarde, esos que menos de fútbol hablan de cualquier cosa. El formato, con panelistas que le agregan pimienta al plato, se replica en todos los contenidos. Deportes, política, sociedad e interés general.
Ya lo sabemos, el contexto es dramático pero los medios no ayudan. Solo promueven una editorialización bizarra y “ensalsada” de todo suceso que toman como materia prima. El prime time se nutre del excremento, de los desechos y lo más preocupante es que al parecer funciona porque salvo contadas excepciones son los formatos que proliferan.  
Tomo un respiro, me doy cuenta que lo que me molesta es esa mosca, el zumbido del grito televisivo y no me refiero a la voz sino al tono, los colores, el formato, la ambientación, la ropa de los personajes y naturalmente a los temas que tocan. Inicio el zapping, busco animales o música. Intento relajar y lo logro. 

Salir para volver a entrar
Al volver, tengo mayor capacidad para interpretar lo que veo. Me detengo en lo interesante y lo accesorio, me informo y me vuelvo a retirar. Recupero el sentido crítico, una herramienta vital de estos tiempos. Apagá la tele, escuchá un poco de música o lee alguna columna, en este diario por ejemplo. Busquemos productos de estación, para salir del estado de exatación y alerta permanente. Último momento!

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