2020 cerró con 42% de pobres
La pobreza , el drama argentino
EL DRAMA DE NUESTRO PAÍS

Hace 30 años que uno de cada cuatro argentinos no logra salir de la pobreza

El 2020 cerró con 42% de pobres, pero desde 1992 que el indicador no baja del 25 por ciento. El llamado “núcleo duro” no se pudo perforar hacia abajo ni siquiera en los breves períodos de crecimiento económico.

Por Esteban Pérez Fernández

 La pobreza golpea con números duros como nunca a la población argentina.

Los últimos guarismos oficiales con los que se cerró el olvidable 2020, signado por pandemia, crisis, recesión e inflación alta, hundió al 42 por ciento de los argentines a ese dramático lugar, de los cuales el 10,5 por ciento ni siquiera tienen para pagarse lo mínimo indispensable para subsistir, esos que el sistema y las estadísticas califican como “indigentes”. Para colmo de males, también se supo de la encuesta permanente de hogares (EPH) que elabora el Indec que el 57,7 por ciento de los chicos menores de 14 años viven en situación de pobreza, una cifra que llena de interrogantes no solo el futuro de los propios involuntarios protagonistas sino el de todo un país.

Esto implica que, para el universe de los 31 aglomerados urbanos de la EPH, por debajo de la línea de pobreza se encuentran 2.926.890 hogares que incluyen a 12.000.998 personas y, dentro de ese conjunto, 720.678 hogares se encuentran por debajo de la línea de indigencia e incluyen a 3.007.177 personas.

La cifra de pobreza con que cerró 2020 evidencia no solo el impacto social que tuvo la pandemia de coronavirus debido a la estricta cuarentena impuesta en marzo del año pasado: la economía ya sufría recesión –no crece desde hace 10 años- y la segunda inflación más alta de Latinoamérica (36,1 por ciento) después de Venezuela.

El Indec mide la pobreza con el método más simple y difundido: la pobreza monetaria o de ingresos. Aunque Argentina siempre ha medido la pobreza con dicha metodología, por diversas razones el organism no reporta series históricas largas de pobreza, lo que dificulta el análisis de la evolución de la pobreza en las últimas décadas. El Instituto Nacional de Estadística y Censos mide la incidencia de la pobreza cada seis meses. Para ello, define una línea de pobreza: es un monto equivalente al ingreso que un hogar debe tener, según su composición y requerimientos nutricionales, para acceder a una canasta básica de bienes y servicios.

La incidencia histórica de la pobreza en Argentina tiene un piso difícil de perforar: en los últimos 30 años la tasa de pobreza medida por ingresos nunca fue menor al 25%, revela un informe conjunto del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidady el Crecimiento (Cippec), en el que  se señala que entre 1983 y 2018 “la pobreza disminuyó en el rebote de las dos crisis macroeconómicas más profundas que vivió el país y en el período de excepcionales circunstancias externas durante los 2000”.

Sin embargo, el trabajo señala que existe un “núcleo duro de pobreza”, que nunca pudo mejorar su situación y afecta a 25% de la población argentina.

En cuanto a la evolución cronológica y haciendo hincapié en que distintos estudios revelan que se fueron modificando los criterios, la metodología y las canastas que toma el Indec para medir la pobreza (y la indigencia), podemos decir que un primer aspecto destacable es que entre 1992 y 2018 la tasa de pobreza nunca cayó por debajo del 25%, aun cuando en diversos momentos (1993 – 2011/2013 – 2017) se acercó a dicho umbral.

A inicios de 1992 el 29,7% de los argentinos eran pobres y, pese al período de expansión económica que comúnmente se lo denomina como “el uno a uno” o “los noventa”, solo bajó en el 93 a 26,9% para iniciar un camino ascendente de 40% en 1996, cifra que se mantuvo con pequeñas variaciones hasta el 2000, para saltar al 45% en 2001 y el pico de 65,5% ya en 2002, después de que “explotara” la convertibilidad, crisis y corralito mediante. Es decir, se creció, pero la pobreza se instaló en umbrales muy altos de los cuales no bajó.

Luego el índice inicia un camino a la baja en otro período considerado de “expansión económica”

de 2003 a 2008, según señala un informe realizado por el ex ministro de Economía Jorge Remes Lenicov del que se dio cuenta en estas páginas, pero en distintos estadíos ese número llegó a tocar un piso de 26% en 2011 como punto más bajo. Es decir, nunca se perforó el piso del “núcleo duro” de la pobreza, del 25%. De hecho, en 2006, año que no será recordado precisamente como de “crisis económica” sino más bien de recuperación económica, la pobreza todavía estaba por encima del 41%, una cifra altísima.

Cercano a la cifra del 26%, y con la inflación instalada por encima del 20 por ciento según estimacio-  argentinos no logra salir de la pobreza

INFLACIÓN Y PANDEMIA MEDIANTE

El 2020 cerró con 42% de pobres, pero desde 1992 que el indicador no baja del 25 por ciento. El llamado “núcleo duro” no se pudo perforar hacia abajo ni siquiera en los breves períodos de crecimiento económico.

POBREZA CRÓNICA

Y CARACTERÍSTICAS

Los datos que da un estudio conjunto del CIPPEC, CEDLAS, y PNUD titulado “El desafío de la pobreza en la Argentina: diagnóstico y perspectivas”, analiza y caracteriza la realidad que atraviesan las personas en situación de pobreza crónica, es decir, aquellas que pertenecen a hogares con menos probabilidad de salir de la pobreza -medida por ingreso- incluso en períodos favorables para la economía del país.

Pero la pobreza implica carencias y vulnerabilidades que exceden la dimensión monetaria. Según el estudio, “en el período 2003- 2018 hubo una clara reducción de la pobreza multidimensional”, que mide aspectos del nivel de vida de la persona y su acceso a bienes, servicios y derechos. Los números oficiales muestran que, en 2019, con una economía en recesión y con más del 50 por ciento de inflación, más el demoledor 2020, en el que el PBI retrocedió 9,9 por ciento, los indicadores sociales solo empeoraron.

El estudio se centra en el 10% de los hogares más vulnerables con más probabilidad de persistir en la pobreza, a quienes define como pobres crónicos. Ellos constituyen el núcleo duro de la pobreza.

El 50% de las personas en situación de pobreza crónica vive en el Conurbano Bonaerense. Alrededor del 22% se localiza en la región Pampeana, particularmente en la periferia de grandes ciudades como La Plata, Córdoba y Rosario. El resto se divide entre el Noreste (NEA, 11%), el Noroeste (NOA, 8%) y la region Cuyana (7%). La incidencia de la pobreza crónica en la Patagonia y la Ciudad de Buenos Aires es prácticamente insignificante. Como proporción de la población por región, su incidencia es mayor en el NEA,el Conurbano y el NOA, según datos del CIPPEC.

Los hogares de pobreza crónica son grandes: tienen 6,1 personas, con un promedio de 2,5 niños menores de 12 años, mientras que, entre los hogares no vulnerables, el tamaño medio es menor que 2, con apenas 0,3 niños en promedio. El 43,4% tiene como jefa de hogar a una mujer. En cuanto a las condiciones habitacionales, el 98,5% delos pobres crónicos accede a agua corriente pero sólo el 63,4% tiene baño con retrete con descarga de agua y apenas el 28,9% tiene acceso a cloacas.

Casi 3 de cada 4 personas en pobreza crónica tiene menos de 26 años. La comparación con el grupo no vulnerable es la contracara del fenómeno: apenas el 6% de esta población tiene menos de 26 años.

Esto se relaciona directamente con la transmisión intergeneracional de la pobreza.

El estudio señala que casi el 60% de las personas en situación de pobreza crónica tiene menos de 15 años, el 70% tiene un nivel educativo bajo y, si bien la mayoría de los adultos tienen trabajo, éstos son precarios y sin aportes de seguridad social y cobertura de salud.

Como características, el 47,9% son niños menores de 15 años, mientras que solo el 0,5% de los pobres crónicos supera los 65 años de edad. El tamaño promedio del hogar en pobreza crónica es de 6,1 personas, con un promedio de 2,5 niños menores de 12 años.

En cuanto a la educación, casi el 70% de los pobres crónicos tiene un nivel educativo bajo (menos de 9 años de educación) y prácticamente ninguno posee un nivel educativo superior (más de 12).

 

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