A los graves problemas del país, se agrega la puja electoral en torno a las PASO.
A los graves problemas del país, se agrega la puja electoral en torno a las PASO.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El tercer elemento de un cóctel explosivo

A la recurrente disyuntiva pandémica entre la salud y la economía se agrega el posicionamiento de cara al año electoral, que enturbia aún más la relación del Gobierno con la oposición.

En el país donde la confianza se hizo trizas, hasta la confirmación oficial de que el presidente Alberto Fernández se contagió de coronavirus fue recibida con suspicacia por algunos dirigentes de la oposición. El fin de la Semana Santa no trae precisamente paz ni concordia en la política argentina, sino que abunda en sospechas y acusaciones de manipulación gubernamental, algo que se reflejó en las redes donde se produjeron cientos de comentarios.
A diferencia del año pasado, cuando la irrupción de la pandemia instaló la disyuntiva entre la salud y la economía, a raíz de la prolongada cuarentena con la que las autoridades decidieron combatir al Covid-19, se agrega un tercer elemento para hacer un cóctel inestable y explosivo: las distintas fuerzas políticas empiezan a decodificar todo en términos electorales.
Una parte de la oposición levanta la guardia porque considera que el Frente de Todos no sólo quiere postergar las PASO para septiembre, sino que en última instancia buscaría suspenderlas a causa de la pandemia. La discusión que provocó el desprolijo sondeo del oficialismo en el seno de Juntos por el Cambio no hizo más que confirmar que las sospechas están a la orden del día.
Para el Gobierno, tanto a nivel nacional como bonaerense, la oposición supedita las decisiones que, según advierten, deberán tomarse en estos días, a “lo que dicen las encuestas”, pero en Juntos por el Cambio dicen que el Gobierno quiere postergar la elección porque advierte la posibilidad de la derrota. Por ahí pasan ahora las divergencias con la administración porteña de Horacio Rodríguez Larreta, que no quiere cambios en materia de restricciones públicas para afrontar la segunda ola de la pandemia.

El reflote del AMBA
El presidente no baraja la posibilidad de decretar el toque de queda “manu militari”, como rige en buena parte de Europa -que va por la tercera ola-, sino en reflotar la coordinación con Larreta y Kicillof que dio resultados hasta que el propio Fernández dinamitó los puentes con la quita de fondos a la CABA. Sería devastador que la orden presidencial fuera desoída por la sociedad. Mientras tanto, en la oposición subrayaban que ningún país de Europa sufrió una caída del producto bruto como la Argentina y que por lo tanto solo se pueden restringir ciertas actividades por cortos períodos afectando lo menos posible la economía.
En el propio Frente de Todos hay dirigentes preocupados por el debilitamiento de la autoridad presidencial. Justamente a eso se debió la pegatina de afiches con la leyenda “Fuerza Alberto”, que coincidió con el cumpleaños del mandatario. Pero más tranquilizador para el oficialismo resultó un llamado telefónico de Cristina Kirchner para interiorizarse sobre la salud de Alberto F.
La relación personal y política entre el presidente y la vice no atraviesa por un buen momento. Así lo prueban las gestiones de acercamiento que realiza una dupla que se transformó en vital para la coalición de gobierno: Máximo Kirchner y Sergio Massa. El primero estuvo dos veces en la semana en Olivos. La segunda, el jueves, le valió el aislamiento porque la reunión fue a solas con el presidente.
Del primer encuentro, el martes, también había participado el ministro del Interior, Wado de Pedro. El funcionario fue luego el encargado de trasladar a Cristian Ritondo y Jorge Macri -a modo de anticipo- que el Gobierno analiza la posibilidad de postergar las PASO a septiembre -hasta el momento están programadas para el 8 de agosto- y las elecciones generales para noviembre.
El propio De Pedro encabezará el próximo miércoles una reunión formal con los jefes de los bloques de diputados nacionales para analizar la modificación del calendario electoral. Un día antes, el martes, la mesa nacional de JxC discutirá su postura. La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, ya anticipó su rechazo: “El Gobierno quiere ganar tiempo”, fue su razonamiento.
Con la pobreza en torno al 42 por ciento de la población argentina y afectando a 19 millones de personas, la agenda política está marcada por temas ajenos a las inquietudes de la mayoría de los habitantes del país. La pandemia, la crisis económica y falta de seguridad concentran las preocupaciones de todos los argentinos.
En todo caso, un previsible rechazo opositor le daría al kirchnerismo la posibilidad de encarar la campaña electoral responsabilizando al expresidente Macri por el colapso financiero del país. El reparto de culpas, más que la capitalización de aciertos que no aparecen a la vista, signaría la discusión política en los próximos meses, con la pandemia como imprevisible telón de fondo.

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