lula da silva
OPINIÓN

La Patria Grande se ha puesto de pie y exige rendición de cuentas

A las ofensivas reparatorias de los movimientos nacionales y populares de hace algunas décadas se las frenó con golpes de estado; a las del inicio del siglo XXI, con estrategias políticas, mediáticas y judiciales. Ambas fueron diseñadas por expertos estrategas del Poder Mundial, pero aplicadas por sectores vernáculos afines.
Las dictaduras y las democracias controladas han sido los regímenes que los poderes permanentes eligieron para imponer sus dominios, regando de sangre y destrucción y arrojando al hambre a millones de compatriotas en Latinoamérica.
Las resoluciones judiciales de la Corte brasileña desnudan con claridad el plan macabro. La proscripción de Lula sirvió para interrumpir el proceso y dar vía libre al régimen de concentración. El primer síntoma preocupante fue cierta parálisis y abrir un falso debate entre golpes blandos y duros. Muchas veces esas sutilezas ocultan debilidades que resultan trágicas para nuestros pueblos.
Misteriosamente, Lawfare puede traducirse, de manera literal, de dos formas:  como la “continuidad de la guerra por medios aparentemente legales”, o bien como una “oferta de productos baratos y de baja calidad”.
Pero tanto una como la otra se escenifican en una mezcla impúdica de políticos, jueces, servicios secretos, medios de comunicación y empresarios corporativos muy agitados. Entrando y saliendo presurosos de las embajadas americanas. 
La historia señalará con claridad a los responsables, una vez que Brasil recupere su senda y repare los daños que produjo la pesadilla de Bolsonaro  en el gobierno del Estado más fuerte del continente.
En nuestra Patria nos solidarizamos con el dolor del pueblo hermano y festejamos a Lula Libre y al frente del Partido de los Trabajadores.   Está demostrado que el liderazgo de Alberto y Cristina trasciende los límites de nuestras fronteras y los acompañarán de cerca, mientras, aquí, nos toca enfrentar los últimos estertores de quienes aún se niegan a asumir la derrota.
Nuestra misión es ayudar a restablecer el eje de autonomía latinoamericana, poniendo al Estado nacional como una herramienta indispensable para la recuperación de las economías y de los sistemas políticos democráticos, así como también señalar la actitud desesperada de un puñado de “locos con carnet”.  Aterra su comportamiento en plena pandemia.
Los pueblos los vieron y ya no les cree nadie. Al Nunca Más de la apertura democrática se le agregarán los endeudamientos ilegales, las estafas mediáticas y las manipulaciones institucionales.

(*) Senador provincial por el Frente de Todos.

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