OPINIÓN

Los trenes y su importancia para el desarrollo regional

Volver a nombrar y construir los nuevos rieles significa poner a la Patria de pie y en conectividad a todos y todas. Hablar de trenes es hablar de integración para el desarrollo de los pueblos y sus gentes. En este contexto, los desequilibrios territoriales presentados  implican una pérdida del potencial de desarrollo endógeno y de distribución equitativa de la riqueza. El sistema de transporte actual de relaciones  en el interior del país se basa en la implantación exclusivamente vial, transportando más del 90% de la carga en el país. Esto no hace más que acentuar la centralidad en las grandes  ciudades y relegar a las localidades rurales,  tanto en términos agro-productivos como turístico-culturales y de oferta de servicios diversificados.
Hablar de un sistema ferroviario es hablar de la integración para la vertebración de un país con igualdad de oportunidades. 
Los principales problemas identificados se caracterizan por un desarrollo desigual de las localidades, expresado en la distribución de infraestructuras, en los servicios básicos y equipamientos, en las diferencias de accesibilidad, en la dificultad creciente para la provisión de servicios públicos; en la creación de empleos y mano de obra capacitada, en conflictos entre usos del suelo y, consecuentemente, en problemas vinculados con el paisaje y con el ambiente.
De modo que la reactivación del sistema ferroviario entre pueblos rurales y entre éstos y las ciudades intermedias próximas, a partir de la recuperación de infraestructura y la puesta en marcha del  sistema de transporte ferroviario, permitiría reactivar las economías de las regiones del interior, conectar personas y lugares, revalorizar la cultura ferroviaria y recobrar los elementos identitarios de esos pueblos con un fin social y promotor del desarrollo urbano.
El Ferrocarril es parte del patrimonio simbólico-  con su capacidad para representar en esa dimensión una identidad -  así como es patrimonio  productivo de las y los argentinos.
Como sabemos, el patrimonio hace referencia a la propiedad de recursos heredados, contempla elementos como tradición, pasado, identidad y cultura haciendo referencia a los elementos identitarios que unen a un grupo social y marcan la diferencia frente al exterior configurando el patrimonio (Arévalo, 2004:929). Y justamente con los ferrocarriles y con sus trazados está la historia, narra  la construcción de la Nación. Una Nación que en el pasado diseñaba políticas de Estado para consolidar el crecimiento y desarrollo sostenible en nuestro país. Una historia que habla y nos advierte –también- de la oportunidad de volver a pensar en la revitalización productiva, tanto económica como social, que nos ofrece poner en valor la comunicación que los rieles nos ofrecen.
Comunicación que pone en escena la oportunidad estratégica de recuperar el crecimiento y desarrollo sostenible de las economías locales y regionales. Conectar productivamente el país es un desafío impostergable.
En todo caso, también podemos recostarnos en la historia para ver hitos fundantes: su trazado en el siglo XIX, creando pueblos, afianzando a la gente de trabajo y conectando el país productivo; su nacionalización con el siglo XX cuando el Estado tuvo la visión y misión de señalar que eran una herramienta sustantiva para la consolidación del estado de Bienestar . Y el hoy, como una nueva oportunidad. Nueva oportunidad de volver a construir un país donde el “andar juntos” con equidad y crecimiento económico y social, se nutra del potencial vivificador de los ferrocarriles.
Nombrar  y renombrar la posibilidad de la revitalización de un sistema que pone en escena el desarrollo productivo para que la justicia social sea un punto pronto por alcanzar y no una quimera. 

(*) Presidente del Partido Fe. Técnico Universitario en Prevención Vial y Transporte. 

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