lenguaje inclusivo
MARKETING APLICADO

Todes

La falacia de la inclusión retórica.

Durante mucho tiempo y con la pretensión de emitir un argumento de venta comercialmente acertado, muchas marcas de nuestra ciudad desarrollaron una promesa tan híbrida y vacía de contenido como su propuesta integral de producto o servicio. En la columna de hoy, me refiero a un fenómeno contemporáneo que conduce a la hibridación y ausencia de identidad. 

Naturalmente, cuando un emprendedor inicia un proyecto busca reunir la mayor cantidad de clientes. En ese sentido, la tentación es apuntarle a todos (¿todes?) pretendiendo operar como una red que se lanza al agua para atrapar muchos, pero muchos peces. Surgieron así frases como “este local es para todos, o tenemos ropa para todos, o en el peor de los casos los esperamos a todos”. ¿Se imaginan un lugar que venda indumentaria para la abuela, el padre, la madre, el futbolero, la seguidora de tendencias, el skater, los clásicos, las modernas? Para todos, para todes, para ellos, elles, los y les pibis. Un caos inentenendible que redunda en un solo lugar, el posicionamiento por precio, es decir: “vení y fijate si es para vos”. Una ausencia total de identidad y de diferencial competitivo. 

En realidad la dinámica no funciona de esta manera, menos aún en tiempos donde las singularidades explotan por doquier. Gustos, preferencias, estilos, edades, hábitos, costumbres. Hoy los clientes se distribuyen en un entramado cada vez más complejo y los medios que tenemos a disposición para atraerlos responden a esas características. Una evolución que se presenta con una celeridad y dinámica que supera ampliamente  la capacidad de adaptación del pensamiento comercial local. 

El señuelo preciso, en el lugar adecuado en el momento justo. La cuestión no radica solamente en el discurso sino en que la realidad sea un reflejo de él. Lo que debemos erradicar no es la diferencia como rasgo genuino sino las que se orientan hacia la discriminación por cuestiones físicas, de género, formas de ser, sentir, pensar. Una pluralidad que no requiere retóricas forzadas que nadie puede pronunciar sino de la aceptación plena de la diferencia como oportunidad social, cultural y comercial. 

Si realmente queremos ser inclusivos primero deberíamos saldar algunas deudas que tenemos, sobre todo para los que sufren alguna discapacidad. En analogía con el recordado “que se vayan todos”, si intentamos hablarle a un plural indiferenciado cometeremos un grave error. Si es para todos, todo termina siendo para nadie. Yo hoy te hablo a vos, no tengo pleno conocimiento de tu edad, género, orientación sexual. Solo se que si llegaste hasta acá te interesa la lectura y el pensamiento crítico como herramienta de mejora y eso es lo que nos vincula. Gracias a todos (y todos es: todos).  

COMENTARIOS