Cuando se acerca el día de la madre surgen promociones que le apuntan a ella. Los productos desfilan “tentando” a quienes debemos decidir un regalo para nuestra querida mamá. No importa la ofrenda, su devolución será siempre una sonrisa; es que ellas tienen en su naturaleza la capacidad de darlo todo a cambio de nada.
Los tiempos cambian, las familias conforman múltiples estructuras y formatos. Las cuestiones sociales, culturales y económicas modificaron el rol de la mujer en general y de las madres en particular. La cocina ya no es el ámbito natural de una sola figura y por ello los electrodomésticos dejaron de ser patrimonio y dominio de “mamá”, ahora se ofrecen como una herramienta para toda la familia.
Lavarropas, licuadoras, planchas y hasta heladeras ¿Acaso no es ridículo pensar que esos son regalos para mamá? Seguramente quienes comandan estas campañas lo saben pero, con la obligación de rotar los productos del salón de ventas, se aferran a los últimos rasgos de la familia tradicional, donde alguna vez, una madre se alegró ante un electrodoméstico (si es que esas sonrisas no eran una muestra más de su naturaleza de darlo todo cambio de nada).
Una vez más destaco que la publicidad no implica “emitir” mensajes o “dar a conocer” productos mediante la insistencia mecánica. Eso es difundir, estar presente en los medios. La publicidad, como herramienta del marketing que le provee la matriz comercial, es una herramienta de vinculación, sólo eso. Una forma de estrechar lazos entre la gente y las propuestas. El punto es que para desarrollar campañas, debemos atender que pasa con esa “gente”. No me refiero al término tal como lo usan algunos políticos, por el contrario ya no podemos generalizar y hablarle a grandes masas indiferenciadas.
Disciplinas como la semiótica, sociología, psicología y sobre todo la observación que se nutre de la curiosidad llenan de contenido y materia prima la cabeza de quienes debemos construir mensajes que generen contacto e identificación con el público al cual nos dirigimos. Vale la pena preguntarse entonces cuantas mujeres o familias se sienten identificadas con estas campañas ¿qué pasaría si vos llegas a tu casa con un lavarropas para el día de la madre?
Conocer las nuevas configuraciones, detectar los códigos de segmentos específicos de mercado, conocer de qué hablan, cuáles son sus intereses, expectativas, frustraciones y sueños. Partir del contacto mano a mano con ellas, de eso trata el trabajo de una empresa que debe comercializar sus productos o algo mucho más importante, saber que le gusta a tu vieja para regalarle algo que le guste.
Feliz día para todas, feliz día para Marisa.
MARKETING APLICADO
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