El ojo del amo
MARKETING APLICADO

El ojo del amo

¿Amor por lo propio o amor propio?

Esta columna se nutre de experiencias reales que hacen del marketing algo tangible para quienes no están cerca de estos contenidos. Hoy quiero repasar dos en un anecdotario que los invito a nutrir. Situaciones a revisar para que el comercio de nuestra ciudad pueda seguir creciendo. 
Fue en un abreviado mediodía juninense cuando el comercio de ropa para chicos gozaba de una pequeña fila de personas dispuestas a comprar. Si, leyeron bien, hombres y mujeres esperando pacientemente para dejar su dinero a un negocio local. El absurdo se hizo presente cuando las chicas que atendían (dos) aclararon que harían un corte para almorzar y que los clientes debían regresar más tarde. Lejos de negarles el derecho a la alimentación, lo lógico era que lo hagan por turnos y de esta manera no perder la voluntad de compra de quienes, tras la espera, se fueron a otro local en busca de sus regalos, algunos incluso tatuándose el lema: “acá no vuelvo nunca más”. 
También encuentro situaciones positivas, como una rotisería de barrio que te resuelve algo tan extraño como poner a disposición y sin cargo su propio hilo para coser un pollo. Un gesto que descoloca por amabilidad fidelizando y generando que algo tan simple sea digno de columna. Estamos hablando de personas que tienen incorporado el “don” del servicio, ese que surge de un ojo atento e inteligente. 
Los casos se suman, seguramente los lectores de este espacio tienen muchos para compartir. Derroteros cotidianos o cosas para destacar que invitan a la fidelidad comercial. Ante esta situación quiero revisar el punto. El refrán dice “el ojo del amo engorda el ganado” en alusión a que la mirada del propietario debe estar pendiente para que todo funcione bien. Me resisto a pensar que, aún en este contexto, haya empleados que no registran el vínculo de su tarea con el éxito o permanencia de un negocio. Una actitud que debería ser natural a partir de la motivación por mantener la fuente de trabajo. 
Que no dependa del ojo del amo, término fuera de época sin dudas, sino que cada uno de nosotros ponga lo mejor independientemente del rol que nos toque en el negocio. Cuidá lo tuyo, engordá el ganado sin depender de la mirada del otro. Amor por lo propio o amor propio. Me inclino por la segunda.

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