Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta decidieron flexibilizar la cuarentena.
Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta decidieron flexibilizar la cuarentena.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Existen tironeos de Alberto Fernández con Cristina Kirchner que complican al Gobierno

Las diferencias entre Alberto Fernández y su vice quedaron expuestas. Máximo busca acercar posiciones. Macri y Larreta tampoco atraviesan un buen momento en su relación política.

Las diferencias entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner se hicieron públicas. Hasta el momento las habían digerido en privado, en conversaciones cuyo contenido rara vez trasciende los muros de la quinta de Olivos. Mientras el Presidente busca consolidarse en el ejercicio del poder, en medio de una pandemia, la vice aparece para recordarle que el rol protagónico en la coalición gubernamental lo tiene ella. Y desempolva la fotografía fundacional del Frente de Todos.
En ese acuerdo original, Alberto F. tenía como misión sumar apoyo de sectores que naturalmente no votarían por Cristina. La misma lógica aplicó la expresidenta cuando bendijo el ingreso de Sergio Massa a la alianza panperonista. Pero la vice se reservó la conducción ideológica del espacio. Por eso dejó trascender su enojo con la presencia de empresarios el 9 de Julio y con las piruetas de la diplomacia argentina para encuadrar el caso Venezuela en los foros internacionales.
El Presidente deslizó ante algunos de sus interlocutores cierto “cansancio” con los mensajes destemplados del kirchnerismo. Y pese a que está absorbido con la administración de la cuarentena, habilitó contactos que esta semana incluirán a gobernadores, sindicalistas, legisladores y funcionarios de su propia gestión para balancear el peso político de la vice. Máximo Kirchner estuvo el jueves último dos horas en Olivos intentando acercar posiciones que hoy se muestran tensas.
Hay quienes refieren que el jefe del bloque de diputados nacionales del FdT habría adoptado una línea más moderada que la de su madre, al menos en la interna oficialista. Pero sin olvidar que también tiene facturas que pasar: Alberto Fernández demoró el proyecto para crear un impuesto a las grandes fortunas que elaboró junto a Carlos Heller.
El kirchnerismo tiene otro sabor amargo en su paladar político: el freno a la expropiación de la cerealera Vicentin, que ideó la senadora camporista Anabel Fernández Sagasti, mano derecha de Cristina en la Cámara alta.
Visto así, el cortocircuito en el oficialismo no obedece solamente a la presunta intención de Cristina de encorsetar al Presidente, imponiéndole limitaciones políticas, sino también a que Alberto F. toma algunas ideas y desecha otras. Y a que sus reuniones más reservadas llegan a oídos de la vice y no es el propio Alberto el que se las comenta. Los nombres de Paolo Rocca (Techint) y de Héctor Magnetto (Clarín) siguen al tope de la “lista negra” de la jefa del Instituto Patria.

Entre gestos y afrentas
El Presidente mueve algunas fichas que, a vista de la sociedad, son gestos de amplitud política pero que para el kirchnerismo representan una afrenta. La última de ellas fue la participación del gobernador jujeño Gerardo Morales en la conferencia del viernes en Olivos. El mandatario radical es considerado por esa facción del oficialismo como el ideólogo del encarcelamiento de Milagro Sala. La ministra de Mujeres y Diversidad, Florencia Gómez Alcorta, fue abogada de la detenida activista.
Los números son crudos: el PBI se desplomó 20 por ciento en el segundo trimestre del año y se convirtió en el peor registro de la historia moderna. Las empresas atraviesan un momento delicado: en conjunto, le deben al fisco unos 534.000 millones de pesos. El 26 por ciento de esa deuda total está radicada en la provincia de Buenos Aires.
De ahí que el Gobierno haya encarado una nueva moratoria impositiva, que este martes tendrá dictamen favorable en la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados y el jueves podría ser aprobada en el recinto, nuevamente con un formato mixto entre presencial y telemático.

Condiciones y sospechas
El proyecto que impulsan el ministro Matías Kulfas y la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, excluye o hace caducar la moratoria para las empresas que distribuyan utilidades “hasta la finalización del ejercicio fiscal y por los 24 meses siguientes”; y cuando accedan al mercado único de cambios para “realizar pagos netos” a beneficiarios del exterior. La oposición, a su vez, teme que la medida beneficie a empresas quebradas como Oil Combustibles, de Cristóbal López.
La coalición opositora también se mueve al ritmo de su propia interna. El expresidente Mauricio Macri movió el avispero en la semana con un viaje a Paraguay cuyos motivos oficiales podría haber cubierto con una conversación a través de un zoom, mientras que su relación con el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta no atraviesa por su mejor momento y reniega de las fotos que su primo Jorge Macri, el intendente de Vicente López, se toma con el Presidente en Olivos.
En rigor, esos encuentros interpartidarios que promueve Alberto Fernández molestan tanto a Macri como a Cristina. El intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, fue recriminado por el ministro del Interior, Wado de Pedro, por no llevar a Olivos a “los nuestros” en lugar de jefes comunales opositores como Jorge Macri y Néstor Grindetti, de Lanús.
El Presidente, al parecer, encontró, en esas mesas de diálogo, una herramienta para intentar una centralidad que, de otro modo, le sería cuesta arriba proyectar. Por eso empuja la imagen colaborativa con Axel Kicillof y Rodríguez Larreta -pese a las diferencias políticas y de estilo entre ambos mandatarios- para administrar la nueva fase de la cuarentena “escalonada” en el AMBA y el Gran La Plata. 
“Estamos en mitad del río y tenemos que seguir nadando porque si no, nos vamos a ahogar”, advirtió en privado al Gobernador y al alcalde porteño. Pero ante ese panorama, en esta oportunidad, el trío concedió que el confinamiento social no puede mantenerse eternamente.

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