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OPINIÓN

Fernández ratifica su propio estilo

Mientras siguen los reproches, el Presidente avanza con la creación de un Consejo Económico a cargo de Gustavo Béliz.

La interna que se abrió en el oficialismo por los sectores políticos y económicos con los que se relaciona el presidente Alberto Fernández sacudió los cimientos de la coalición gubernamental. Los reproches partieron desde sectores kirchneristas ubicados tanto dentro como fuera del Gobierno, pero hasta el momento el primer mandatario no dio señales de rectificación. Por el contrario, Alberto F. avaló la realización de un nuevo encuentro para promover la creación de un Consejo Económico, que tiene en el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, a su cara más visible. Y que sentó ayer en la misma mesa de la Casa Rosada a entidades empresarias como las que objetó la titular de Madres, Hebe de Bonafini, en una carta abierta al Presidente. Beliz fue, precisamente, quien convocó a los empresarios del Grupo de los 6 que el pasado 9 de Julio acompañaron al jefe de Estado en la celebración del Día de la Independencia, en la quinta de Olivos. La vicepresidenta Cristina Kirchner publicó luego en sus redes sociales una nota periodística en la que se cuestionó la convocatoria a esas entidades. Ayer insistió en la misma línea Bonafini. “Alberto invitó a los peores empresarios a su mesa. No se puede construir con ellos. Es como acostarse con un cocodrilo”, advirtió la titular de Madres, pese a la carta contemporizadora que le dirigió al Presidente en respuesta a la misiva original de la entidad de derechos humanos. Y agregó: “Tenemos una grieta y no tengo ningún interés en parecerme a ellos”, insistió. La réplica llegó de boca de Adelmo Gabbi, el presidente de la Bolsa de Comercio, uno de los que estuvo en Olivos. “Nunca secuestré a nadie ni dejé de pagar un sueldo. En la pandemia no dejé de pagar salarios y no le pedí ayuda a nadie”, aseguró el empresario y se lamentó: “No merezco que me trate de ´antipatria´ o que diga que secuestramos a su familia”, contestó y envió un mensaje a Alberto: “Siempre se consideró que en un país presidencialista, el que gobierna maneja la lapicera”. En ese marco, hubo ayer un gesto político del Gobierno que marcó una diferencia clara y trascendental con el kirchnerismo en materia de política exterior. La Argentina expresó su “profunda preocupación por la situación de los derechos humanos” en Venezuela, a través de una intervención del embajador argentino ante los organismos internacionales Federico Villegas. Además, pidió elecciones “justas y libres”. Desde Juntos por el Cambio no demoraron en contestar que se aplaudía la postura adoptada por el gobierno de Fernández, aunque sin dejar de marcar la demora en adoptarla.

DIFERENCIAS POLÍTICAS

La controversia en el seno del oficialismo no es sólo por el rumbo económico que proyecta Alberto F. para la pospandemia, sino también en el plano político. A tal punto, que hay reproches de funcionarios que responden a Cristina por las visitas de dirigentes opositores a Olivos, entre ellos los intendentes del PRO como Jorge Macri, de Vicente López. De ese y otros temas hablaron ayer durante una hora en Olivos el Presidente y el intendente Hurlingham, Juan Zabaleta, el promotor del diálogo con los jefes comunales opositores del Conurbano. Para el viernes tiene en agenda un almuerzo con Gustavo Posse (San Isidro). Mañana, en tanto, Alberto F. enviará a su ministro Daniel Arroyo a una actividad con Jorge Macri. Algunos ministros del Gabinete, como Agustín Rossi (Defensa), salieron a respaldar al Presidente pese a su histórica pertenencia kirchnerista. “Desde mi lugar de militante, con respeto, les digo a mis compañeros/as que hoy la tarea más importante es bancar a Alberto”, aseguró en una serie de tuits en los que llamó a sus compañeros de ruta a guiarse desde “el corazón y con cabeza”. En cambio otros ministros, como Wado de Pedro (Interior), mantuvieron un estricto silencio de radio ante los embates internos que sufrió el Presidente. Mientras que Juan Cabandié, titular de la cartera de Ambiente, dijo que no está “muy de acuerdo” con la nota de Página 12 que citó Cristina y consideró necesario que Alberto F. “hable con todos los sectores” políticos y económicos. A su vez el intendente de Morón, Lucas Ghi, quien surgió a la política de la mano de Martín Sabbatella, reclamó ayer “salir de la pelea de suma cero” y de “la lógica canibalesca de que si no piensa como yo, voy a hacer todo lo posible por hacerle daño”. La postura de algunos jefes comunales del Conurbano, antes muy ligadas al kirchnerismo, podrían empezar a variar. Mientras que Sebastián Galmarini, director del Banco Provincia por el massismo, interpretó que “las noticas sobre el disenso público de estos días es de lo mejor que le pasó al Frente de Todos, no por lo que se debate en sí mismo, sino por lo que significa en términos de estrategia y comunicación. En un escenario polar, suma el que captura los moderados volátiles”, analizó. La línea que baja la Vicepresidenta a la mesa chica del Instituto Patria y a los funcionarios que la visitan en su despacho del Senado, es de crítica dureza con los empresarios y dirigentes opositores que frecuentan a Alberto F. Ya se sabe que a Cristina no le caen nada bien las constantes visitas a Olivos del alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, una de las principales figuras del PRO. De todos modos, hay un punto en el que Alberto F. y Cristina no tienen diferencias: la estrategia de defensa judicial de la Vicepresidenta. De hecho, el primer mandatario almorzó ayer en Olivos con el abogado principal de Cristina, Carlos Beraldi, quien apunta contra la “mesa judicial” del macrismo –y también al presunto espionaje ilegal- por las desventuras jurídicas de la Vice.

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