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Alberto Fernández, junto a Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, volvió a privilegiar el sistema sanitario por sobre la situación económica.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Sorpresivos acuerdos políticos a la sombra de la cuarentena

Máximo Kirchner negoció una ley con Ritondo, un alfil de Vidal y Larreta; Alberto F. sigue arbitrando el encierro del AMBA.

Mientras las tapas de los diarios se reiteran con las noticias de la cuarentena, con razón por cierto porque la población está encerrada hace 100 días por la pandemia de coronavirus, se registra un corrimiento de la dirigencia hacia el centro del arco político. La imagen más evidente: la de Alberto Fernández que intenta colocarse como mediador entre Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, un papel que el PRO no le adjudica.
El Congreso ofreció en los últimos días un ejemplo de esta situación. Por un lado, la vicepresidenta Cristina Kirchner apuró en el Senado la creación de una comisión bicameral para investigar la relación crediticia de la agroexportadora Vicentin con el Banco Nación, forzando la votación de una ley; por el otro, el diputado Máximo Kirchner negoció con la oposición un proyecto propio para incentivar la donación de plasma de pacientes recuperados de COVID-19.
El jefe del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja acordó el apoyo a la iniciativa –que luego fue votada por unanimidad- con su colega del PRO Cristian Ritondo. Hasta hace unos pocos meses, el diálogo entre un kirchnerista puro y un macrista de la primera hora hubiera sido una obra de ciencia ficción, pero la Cámara baja es pródiga en este tipo de contactos políticos, que muchas veces no salen a la luz pública. La línea que cultivó Emilio Monzó la sigue ahora Sergio Massa.
Máximo fue en 2019 uno de los promotores de la candidatura de Alberto F. La tesis que se impuso en el kirchnerismo fue que Cristina no lograba sintetizar una propuesta alternativa a la de Mauricio Macri, porque no conseguiría el apoyo de sectores moderados. El jefe de La Cámpora continúa en esa misma senda, como lo demostró esta semana. Ritondo, por su parte, sigue siendo un alfil de María Eugenia Vidal y por extensión de Larreta, quien aspira a tomar el liderazgo de Macri.
Larreta, Vidal, Monzó y el senador porteño Martín Lousteau avanzan en el armado de una línea centrista dentro de la oposición, que no comulga con las directivas que baja Macri desde la quinta Los Abrojos y que se expresan en las declaraciones posteriores de Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto. El excandidato a la Vicepresidencia obtuvo su designación como auditor general de la Nación, pero los diputados oficialistas se abstuvieron: no le perdonan su alianza con Macri.

Antes Cristina, ahora Macri
El expresidente teme que haya un plan para llevarlo a la cárcel. El allanamiento al domicilio de Darío Nieto, quien fue su secretario privado en la Casa Rosada, puso en alerta al macrismo en medio de las revelaciones de la causa que investiga el espionaje ilegal a políticos, empresarios y sindicalistas entre 2015 y 2019. Se viene ahora una batalla legal por la jurisdicción de la causa, que lleva en Lomas de Zamora el juez federal Villenas pero que reclama con ahínco Comodoro Py.
Macri y Cristina siguen representando los polos opuestos de la política argentina. El expresidente viene de firmar una solicitada en la que se reclama el levantamiento de la cuarentena, mientras que la Vice mantiene un estricto silencio sobre la pandemia. Una costumbre que mantiene inalterable desde su encumbramiento en el poder es no hablar de temas asociados a la tragedia: ya ocurrió con el incendio de Cromañón en 2004 y con el choque del tren de Once en 2012. El mismo silencio mantiene Massa.
La diferencia de criterio entre Cristina y Massa por la eventual expropiación de Vicentin también se expresa en el silencio. El traspié judicial del plan del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, para que la intervención de la empresa se enmarque en el concurso de acreedores, vuelve a poner la brasa caliente en manos de Alberto F., que debió enfrentar protestas en el interior del país. Incluso tuvo que suspender una visita a Rosario para conmemorar el Día de la Bandera.

Economía en caída libre
Los preocupantes indicadores económicos están en la otra cara de la moneda de la cuarentena. El INDEC confirmó un aumento de la desocupación de la población económicamente activa en el primer trimestre del año, previo a la parálisis que impuso el aislamiento obligatorio. También informó una caída del 5,4% en el nivel de actividad, que de acuerdo a los especialistas, se agudizaría notoriamente en el segundo trimestre, en una banda negativa del 12% al 20%.
El déficit primario del sector público superó en mayo los 250.000 millones de pesos y en el Gobierno se encendieron luces de alarma, porque financió el 44% del gasto con emisión monetaria y sabe que no la podrá mantener al mismo ritmo. La demora en el cierre de las negociaciones por la deuda externa no contribuye a generar certidumbre: las conversaciones del ministro Martín Guzmán están trabadas con el fondo BlackRock, muy influyente en el mercado financiero global.
Pero las diferencias no son solo económicas y legales, sino también políticas: Alberto F. impulsó la candidatura de Gustavo Beliz para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Argentina quedó en minoría junto a México y Venezuela, porque Donald Trump salió al cruce con un postulante propio. Ya se sabe que las alianzas internacionales tallan en este tipo de negociaciones y que la Secretaría del Tesoro norteamericana es capaz de inclinar la balanza.
La candidatura de Beliz continúa en pie, pero a juzgar por el posicionamiento de Trump, es más probable que le aguarde un cargo más importante en el Gabinete cuando amaine la pandemia. ¿Alberto F. intentará convencer a Roberto Lavagna para que se sume al Gobierno?
Son preguntas que surgen entre dirigentes del Frente de Todos que, si bien argumentan que al Presidente le tocó en (mala) suerte gobernar en medio de una pandemia, en conversaciones reservadas admiten su preocupación por lo que juzgan como una tendencia a la inacción gubernamental. Hasta el momento, el intento de Alberto F. por iniciar una agenda para la pospandemia resultó fallido, porque el tema elegido fue el controvertido “rescate” de Vicentin.
Más útil le sería al Gobierno abocarse al diseño de un plan que, a esta altura de las circunstancias, tendría que pensarse lisa y llanamente como la reconstrucción de una economía devastada.

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