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FALLECIÓ AYER EN BUENOS AIRES

Emilio “Milo” Gibaja -in memoriam-

Son tiempos que cuarentena mediante las emociones nublan la razón. Perder un amigo de tantos años, correligionario de sueños y luchas, nos produce una pausa donde se juntan numerosos sentimientos con recuerdos y compromisos de vida.
Emilio Ariel Gibaja desde joven abrazó los ideales democráticos, reformistas y radicales. Activo partícipe del movimiento estudiantil, presidente de la FUBA en 1954, enfrentó y denunció los atropellos a las libertades democráticas en la década del ’50.
Hito histórico es la huelga estudiantil del 5 de octubre de 1954. Notables personalidades, tanto de la vida política como académica y científica, fueron protagonistas de ese movimiento. Guillermo O´Donell, Jorge Roulet, Germán López, César Milstein, Carlos Corach, Valentín Salmun Feijoó, Rodolfo Ortega Peña, Mariano Grondona, Enrique Beveraggi, Rómulo Zemborain, Robert Roth, Félix Luna, Grancelli Chá, entre otros.
Sufrió Gibaja la cárcel junto a otros dirigentes estudiantiles opositores al régimen, 114 fueron los detenidos. Dirigentes estudiantiles que resistieron la tortura y posteriormente el exilio. Nunca Gibaja renunció a la lucha y al compromiso cívico. Ejerció la función pública con vocación de servicio y honradez intelectual y moral.
Colaboró con dos grandes presidentes como Arturo Illia y Raúl Alfonsín como Director de Prensa y Relaciones de la Presidencia de la Nación y Secretario de Información Pública. Para Gibaja la libertad de expresión fue un principio irrenunciable, sabía que del libre debate de ideas se nutre la democracia.
Dos gobiernos radicales que fueron un orgullo en la defensa irrestricta de la libertad de prensa y de la plena vigencia de los derechos que consagra la Constitución Nacional. 
Continuó militando a lo largo de los años desde el radicalismo por la defensa de la libertad y la justicia. Siempre con austeridad y ejemplaridad.
Acompañando a sus candidatos y participando de numerosos congresos, encuentros y debates. Siendo presidente del Comité Capital de la UCR, máximo honor que me dio mi militancia radical, le correspondió a Gibaja ser presidente del Tribunal de Conducta.
Ante algunas denuncias de inconducta de correligionarios supo preservar la dignidad de la persona y defender principios irrenunciables del radicalismo. Ahí conocí su sensibilidad y generosidad.
Gibaja nunca renunció, aún con sus años y dificultades de salud, a soñar y luchar por una Argentina donde la Democracia y la República sea una realidad para todos los argentinos. Murió un gran radical, un gran demócrata, una gran persona.

(*) Diputado Nacional (MC) UCR-CABA 

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