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MARKETING APLICADO

8 segundos

La crisis de atención.

El Covid19 trajo de la mano un sinfín de situaciones por las cuales el sector público y privado tienen que emitir mensajes. Muchos mensajes. Algunos importantes que quedan rodeados de una masa indiferenciada de contenido. En medio, nosotros con nuestro nuevo rol como emisores. Smartphone en mano, contruímos o destruimos viralizando lo que nos llega. Todo se dirige a un mismo recipiente agobiado de capacidad limitada: el cerebro. 
Hemos pasado de la intoxicación informativa individual (infoxicación) a la epidemia informativa colectiva (infodemia). Más de 10 canales de noticias las 24 horas del día focalizan sobre el tema. Los diarios impresos y su versión digital, las redes y el whatsapp. Los bancos con sus mailings, fe de erratas, marchas y contramarchas. Alertas de las aplicaciones que hemos descargado y hasta algunos que se atreven a ofrecer paquetes turísticos a buenos precios. Una situación caótica que determina una puja entre mensajes, una competencia que abruma y un único interés: la atención. 
Las consecuencias están a la vista y echan por tierra todo el esfuerzo. Esta semana escuchamos a los responsables del caos bancario referirse a la necesidad de informar “más” porque la gente no entiende. Como si fuera una pila de ladrillos que se acumula, ponerlo uno arriba del otro. Una torre de datos que en realidad ya no da abasto y se cae por su propio peso. No se trata de sumar y apilar sino de restar, planificar y coordinar. La atención es una necesidad humana básica pero curiosamente frente a lo que cualquiera pudiera pensar, en la sociedad de la conectividad lo que menos abunda es la atención. 
Como primera medida propongo limpiar y desintoxicar. Te hablo a vos. No creas todo lo que ves en las redes o te llega por whatsapp. Mirá bien las fuentes, verificá la fecha y quién genera la noticia. No compartas cadenas o audios que hicieron personas que desconocés. Limitá el tiempo de exposición a las noticias. Desconfiá, como primera medida utilizá el sentido crítico, sobre todo si el mensaje apela a la emoción para potenciar el impacto. Hoy los comunicadores debemos enfrentar un nuevo virus. Ayudanos. Frená, pensá…despejemos el camino para que los que necesitan puedan transitarlo. ¿Estás ahí?

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