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OPINIÓN

Alfonsinistas somos todos

Definitiva y afortunadamente, la figura de Raul Alfonsin ha terminado de ser reconocida  y reivindicada por todos y todas, si atendemos a los términos de la polémica mantenida entre Alberto Fernández y Mario Negri  acerca de la figura de Alfonsin. Ambos, se sacaron chispas para destacar las virtudes del líder radical, llegando casi a apropiarse de su figura como ejemplo a seguir.
En el mismo sentido, se sumaban conceptos vertidos, en distintas circunstancias, por el matrimonio Kirchner, aunque hasta hoy nadie intentó siquiera imitarlo. Sería muy bueno para el país que así fuera en el futuro.-
El Presidente la Corte Suprema de Justicia, Dr. Carlos Rosenkrantz, en una nota imperdible de La Nación del domingo 29  de septiembre, describió con un altísimo grado de respeto y rigurosidad, aspectos inéditos de la personalidad de Alfonsín, quien luchó y nos educó en la idea de sentar las bases de un proyecto común, rechazando toda manifestación de violencia política e inculcó la virtud de considerar que lo que nos hermana es la incondicional sujeción a nuestra Constitución.
Su pasión por las ideas, la promoción de la recuperación democrática y la defensa irrestricta de los derechos humanos en tiempos muy difíciles, hizo que priorizara -en la primavera de la democracia- la política por sobre la economía y la gestión.
El diálogo con todos los sectores de la sociedad, sin exclusiones, formaba parte de su naturaleza y está en la esencia del republicanismo democrático. Por ello, su legado debe ser abrazado como un camino a seguir por quienes tengan la responsabilidad de gobernar en el futuro.
Sin prejuicios y sin desmedro de la importancia que tiene hoy en el mundo la economía y la buena administración, la política no puede prescindir de los políticos, entendiendo por tales a quienes se comprometen con los valores y las ideas de su tiempo, anteponiendo el bien común a los intereses individuales.
 Un funcionario del Ministerio del Interior, cercano a Emilio Monzó,  en una entrevista radial expresó: a Cambiemos, como cuestión cultural, le faltó peronismo. Pareciera más cercano decir que le faltó alfonsinismo.
Sería deseable que tanto Macri como Fernández tomaran nota de ello, sin necesidad de afiliarse a la UCR o comprometer sus individualidades, recordando la notable capacidad que, para entender la singularidad del momento, tenía el ex Presidente.
Cerrar la grieta equivale a superar la violencia política, única forma de recrear la convivencia y recuperar el diálogo.- La aptitud para ello, corresponde a los humanos.

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