TENDENCIAS ECONÓMICAS

¿Cómo se cubre la falta de pesos y dólares?

En la última semana volvió un interrogante recurrente en la historia económica local, y que condiciona el corto y mediano plazo, y la gestión del próximo gobierno: ¿cómo se obtendrá el financiamiento necesario para cubrir tanto el faltante de pesos como de dólares que enfrenta la Argentina? Como se dijo, no es nueva la pregunta ya que el desequilibrio fiscal y de la cuenta corriente es un dato habitual de la economía del país. Las fórmulas que se probaron son también recurrentes, ya sea la emisión monetaria para cubrir el gasto o el endeudamiento en el mercado de capitales, o las privatizaciones de los 90. 
La disciplina fiscal ha sido una excepción a la regla del desequilibrio a lo largo de muchas décadas. Con el mercado externo cerrado para la deuda argentina y el control de cambios implementado por el ministro Hernán Lacunza a inicios de septiembre, ahora surgen las obligaciones que debieran cubrirse en el mercado doméstico y, de allí reaparece la opción de la emisión monetaria.
El primer paso en esa dirección surge con la decisión del Comité de Política Monetaria del Banco Central de aumentar 2,5 por ciento la Base Monetaria para septiembre y octubre, ante una mayor necesidad de dinero del mercado. Esto se explica por la aceleración de la inflación originada en la fuerte depreciación del peso, que lleva a una reducción en la oferta real de dinero, mientras que el nuevo régimen cambiario permite proyectar una demanda real de dinero sostenida. El resultado sería un aflojamiento de la dureza monetaria que, de haber mantenido las metas anteriores, solo habría profundizado la recesión y la falta de pesos en el sistema. Sin dudas, este nuevo cambio será uno de los puntos a debatir por el ministro Lacunza en Washington DC, con los funcionarios del Fondo Monetario Internacional. 
Y también podría especularse que se sumará a los argumentos del organismo internacional para retener el desembolso de 5.400 millones de dólares, hasta tanto se resuelva la contienda electoral el 27 de octubre y haya un interlocutor electo para negociar los términos de otro acuerdo.
El impacto inflacionario de la última corrida del dólar se refleja en el índice mayorista que según el Indec se incrementó 62,9 por ciento en agosto en la comparación anual, y en el mensual de 11,2 por ciento, acelerándose significativamente con relación al mes anterior (0,1 por ciento) y acumulando un alza en el año de 34,4 por ciento, 4,4 puntos porcentuales por encima de los costos minoristas. El aumento de precios fue consecuencia de un incremento de 28,2 por ciento en productos importados y de 9,9 por ciento en los de origen nacional. El índice de costo de la construcción (ICC) aumentó en agosto 7,2 por ciento (por encima de la inflación minorista del mismo mes) y acumuló 52,7 por ciento frente a agosto del año pasado y de 29,9 por ciento en los primeros ocho meses del año. El incremento de agosto obedeció a aumentos de 14 por ciento en el costo de materiales, 3,3 por ciento en la mano de obra y 3,1 por ciento en los gastos generales.
¿Cuánto más seguirá la corrida inflacionaria? La intención oficial del Central de mantener un margen contractivo a la política monetaria ha sido poco efectiva. La estabilidad del dólar y el freno de la huida de depósitos en dólares puede ayudar a calmar algo las expectativas, aunque aún falta mucho tiempo para el 10 de diciembre, fecha que asumirá el próximo gobierno, y la definición del 27 de octubre. Otro efecto más previsible es la brecha cambiaria que podría incrementarse más, a medida se endurezca el control de cambios. Según un informe de la Fundación Mediterránea, hoy la brecha entre el “contado con liquidación” y el tipo de cambio oficial es de 13,1 por ciento (último dato), cuando entre 2013 y 2015 promedió el 45,4 por ciento. Aunque aclara, que el tipo de cambio oficial, medido en términos reales, se ubica un 63 por ciento por encima del observado entre 2013 y 2015. Incluso el tipo de cambio oficial actual se encuentra por encima del promedio del “contado con liquidación” que se observó entre 2013 y 2015.
Existen muchas diferencias entre el “cepo” y el actual control, además que la brecha también depende de que ocurra con la inflación y las restricciones que instrumente este Gobierno o el próximo para el acceso a los dólares por el mercado oficial. Y haciendo mención a las expectativas, hoy existen hipótesis de que la brecha podría subir por el vencimiento de un bono en pesos que estaría en cabeza de un fondo de inversión externo. Hoy el Gobierno pagará los intereses del Bono del Tesoro en pesos a Tasa de Política Monetaria (TJ20) por un monto de $ 24.721 millones que al tipo de cambio mayorista de la semana pasada equivale a 437,5 millones de dólares. 
Otra especulación que surgió en los últimos días se refiere a cuantos dólares podrán ingresar los exportadores de granos antes de fin de año. Hubo una reunión del ministro Lacunza con los directores de las cerealeras exportadoras, que según trascendió no dieron mayores detalles, aunque sí una interpretación curiosa. Alrededor de unos 25 millones de toneladas aún estarían en mano de los productores, una cantidad que excedería largamente a lo habitual, y que estarían renuentes a vender. Pero suponen que luego del 27 de octubre, si ganara Alberto Fernández, irían todos a vender por el riesgo de que el nuevo gobierno decida subir las retenciones.

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