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PANORAMA PROVINCIAL

Una bomba política que sacudió el tablero y sembró dudas en la Provincia

Cristina Kirchner hizo detonar una bomba en el escenario político nacional. Todavía se están evaluando los efectos del nuevo paisaje que se configura a partir de su declinación presidencial, pero claramente  esa decisión tendrá su impacto en la Provincia.
El primer resultado que parecería surgir del sorpresivo anuncio tiene  fuerte incidencia sobre el armado bonaerense del PJ kirchnerista. 
Cristina ha tomado la decisión de que su hijo Máximo sea el jefe provincial de ese espacio y la consecuencia política directa parece ser la virtual confirmación de la candidatura a gobernador de Axel Kicillof. 
El cristinismo ya no anda con amagues y se muestra dispuesto a hacer base en la Provincia con un nombre propio.
Los intendentes del PJ parecen  condenados a volver a guardar su histórica intención de imponer a uno de los suyos en nombre del poder territorial. Hablaron de este tema con Alberto Fernández el día antes de que fuera anunciada su sorpresiva candidatura, al que habían invitado a un encuentro en Lomas de Zamora. Para que no quedaran dudas, llegó acompañado de Máximo.
Ambos conocían la decisión que Cristina haría pública ayer por la mañana, pero no soltaron prenda. Hubo apenas una referencia a la cuestión cuando uno de los alcaldes sugirió que era tiempo de confirmar la candidatura de la ex presidenta. Máximo lo paró en seco: “Ya Cristina dijo que estará en el lugar que mejor convenga a un armado opositor amplio”, sostuvo. Era el anticipo de lo que su madre diría horas después.
Pese a estos gestos, los intendentes del PJ no pierden la esperanza. Por lo pronto, se aprestan a librar otra batalla: la que supone bloquear los efectos de un posible acuerdo con Sergio Massa. Temen que el tigrense acaso se quede con la vice de Kicillof si prospera algún tipo de entendimiento y reclaman que por lo menos el compañero de fórmula del ex ministro de Economía salga del territorio.
Creen, además, que la sinuosidad de Massa le terminará jugando en contra. “De venir, debió haber sido antes. Ahora el gesto fue de Cristina, no de él”, evaluaban.
El oficialismo también acusó recibo de la explosión motorizada por Cristina. Se respiraba una mezcla de incertidumbre y preocupación por los efectos de una movida que nadie esperaba. “Todo está por verse, hay que ver si logran sumar a todo el peronismo. Si eso ocurre, habrá sido una gran jugada”, decían.
Pero no daban nada por cerrado, incluso, que la fórmula que anunció ayer la ex presidenta se mantenga en pie hasta el 22 de junio cuando haya que inscribir las candidaturas. “Lo que hizo ayer Cristina rompe con la lógica del kirchnerismo. Siempre anunciaron sus candidatos dos días antes del cierre y ahora lo hacen con un mes de antelación”, analizaban. 
En el macrismo creen que esa fórmula ahora transita la etapa del testeo, un lapso de quince días en que habrá que consumir encuestas para determinar si ese formato opositor prende en la gente y junta masa crítica.
De todas formas, la movida de Cristina encendió luces de alerta.
“Hay que ampliar Cambiemos”, era una reflexión que se escuchaba insistentemente cerca de María Eugenia Vidal. En rigor, la Gobernadora viene machacando con esa idea desde hace tiempo, pero la resistencia de la Casa Rosada ha ganado por el momento todas las pulseadas.
Por lo pronto, Vidal pondrá manos a la obra en busca de sumar algunos intendentes opositores. El desafío es enorme porque no parece haber peronistas dispuestos a dejar a Cristina que en sus distritos es la dirigente que mejor mide. “Hay que armar algo nuevo con otros actores”, insistían en la Gobernación.
  El estado deliberativo en que se enfrascó el oficialismo puede que reabra las especulaciones en torno del plan alternativo que la Casa Rosada había procurado sepultar en las últimas semanas: el denominado Plan V por el cual Vidal tomaría el lugar de Mauricio Macri como candidata presidencial. Tras el sorpresivo anuncio de Cristina, todos los escenarios parecen abiertos.
El cimbronazo también envalentonó voces críticas en el oficialismo. Esas que sostenían que se requería ampliar la base de sustentación de Cambiemos para no depender exclusivamente de la confrontación con Cristina Kirchner que se planteó desde siempre en la Casa Rosada. 
Algunos dirigentes no ocultaban su malestar, amplificado por el sorpresivo anuncio. Por eso, frente al intríngulis que supone el nuevo escenario, aconsejaban con ironía ir a preguntarles “a los genios de la polarización”.

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