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Mauricio Macri ratifica día a día su candidatura para la reelección presidencial, pero los radicales ven en su figura una extrema debilidad frente a la intención de voto de la sociedad.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

La UCR debate su propio “Plan B” ante la inminente candidatura de Cristina

Un sector cree que Macri no garantiza el bloqueo a la ex presidenta, y la elección de Córdoba tendrá impacto nacional.

Todo parece indicar que el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, será reelegido hoy para seguir al frente de la provincia mediterránea por otros cuatro años. Su ratificación en las urnas lo ungirá como el ordenador de la interna del peronismo federal. Aunque el hecho que más impacto tendrá a nivel nacional no es ese, sino la posible derrota electoral de la UCR en la intendencia de la ciudad de Córdoba, la segunda urbe en importancia del país por su cantidad de electores.
Las consecuencias de esa eventual derrota atravesarán el futuro de Cambiemos. La caída será el resultado de la autoflagelación política, porque la UCR se partió en Córdoba con las candidaturas a gobernador de Mario Negri y Ramón Mestre, lo que despejó el camino de Schiaretti a la reelección pero también le abrió al PJ las puertas de la ciudad capital, un bastión radical desde la restauración democrática en 1983.
En el seno de la UCR, una corriente de opinión mayoritaria tiende a culpar a la Casa Rosada y a Elisa Carrió por haber apalancado la candidatura de Negri en detrimento de la de Mestre, que viene de gobernar por dos períodos la intendencia de Córdoba. Encima, la lista de Negri lleva a Luis Juez –un extrapartidario- para la ciudad capital.
La bronca acumulada por esta situación caldea el clima político interno de cara a la Convención Nacional del radicalismo. La convocatoria a ese organismo partidario tuvo sus idas y vueltas. El presidente del partido, el gobernador mendocino Alfredo Cornejo, tanteó al vicegobernador bonaerense Daniel Salvador para que se realizara en La Plata, pero el titular de la UCR provincial puso sus reparos: “Si están garantizadas las condiciones políticas”, advirtió. ¿Cuál es la condición? Para el vice de María Eugenia Vidal, que la UCR ratifique su pertenencia a Cambiemos.
Pero Cornejo no lo pudo, o no lo quiso, garantizar. Pocos días después, reunió a la mesa chica del Comité Nacional y convocó a la Convención para el 27 de mayo en Parque Norte. En ese complejo porteño cercano al Aeroparque no se votará la adhesión del radicalismo a la candidatura de Mauricio Macri a la reelección, sino la conformación de una comisión entre cuyos integrantes estarían Cornejo, su colega jujeño Gerardo Morales y el histórico operador “Coti” Nosiglia.

No se reedita Gualeguaychú
“No se votará a Macri exclusivamente, como en Gualeguaychú”, avisa un dirigente radical que fue uno de los 14 que levantó la mano para dar vuelta aquella Convención, decisiva para el nacimiento de Cambiemos. En el escenario actual, el radicalismo -dicen- buscará una unidad partidaria, pero sin perder de vista  la ampliación de las alianzas para tratar de frenar el regreso del populismo, encarnado en CristinaKirchner. Algunos dirigentes siguen con atención a Roberto Lavagna, aunque este no levanta en las encuestas, pero otros -que dicen ser mayoría- insisten en ratificar a Macri y sostener que es el único candidato a presidente.
De hecho, el radicalismo no buscará deshacerse del PRO, ni mucho menos. La gobernadora María Eugenia Vidal es considerada como un “elemento de flotación” sin el cual naufragaría la posibilidad de retener el poder en la Provincia y por ende en la Nación. Pero eso no significa que la UCR agite el Plan V –como sí lo hacen sectores del PRO-, sino que se la contemple en un esquema amplio de gobernabilidad. La misma lógica aplican al alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta.
Aunque en los últimos días mostró algún repunte, la caída de la imagen presidencial se debe a la crisis económica y tiene efectos concretos en la performance electoral de Cambiemos: la de hoy en Córdoba será la séptima derrota consecutiva en las provincias. En Santa Fe, la reciente PASO dejó en claro que la alianza nacional no tiene ninguna chance de acceder a la Gobernación y el radicalismo da por perdida la intendencia de la ciudad capital, ahora en manos de José Corral, secretario del Comité Nacional.
En la capital federal la situación es distinta, ya que entra en escena Martín Lousteau, un protegido de la UCR. Partidario de la ampliación de Cambiemos, Lousteau tiene su futuro está atado a lo que suceda en la Convención, pero no debe pasar inadvertida su prédica constante por la superación de la grieta entre macristas y kirchneristas. Como es de suponerse, en la Casa Rosada están al tanto de estos preparativos, lo que obliga a Macri a ratificar su candidatura prácticamente a diario.

Cristina, Macri y la grieta
En la mesa chica de PRO, con fuerte influencia del jefe de Gabinete, Marcos Peña, advierten que una ampliación de Cambiemos -con distintas fórmulas que estén en plena negociación- sería tomada por la sociedad como una reedición de la Unión Democrática que enfrentó a Juan Domingo Perón en 1946, pero esta vez en la versión “todos contra CFK”. En la Casa Rosada piensan que, de ese modo, en vez de superar la grieta se la profundizará.
Se trata de una paradoja política, porque el macrismo no hizo nada para cerrarla en los últimos años. Primó su necesidad de contrastarse con los males del pasado y el discurso anticorrupción de Carrió, pero quedó a un lado el juego político propio de los radicales, que ahora observan que la candidatura de Macri no garantiza un bloqueo al regreso de la ex presidenta. “No nos unía el amor y menos lo hace el espanto”, reformulan el gran verso de Jorge Luis Borges.
Si, para el radicalismo, la justificación política de la alianza con el PRO fue la necesidad de cortar el ciclo populista –que desde esa concepción hubiera llevado al país a una situación como la que atraviesa Venezuela-, el argumento que ahora toma forma es que la candidatura de Macri resulta funcional al regreso de Cristina, dada su debilidad. El ataque que sufrió el diputado Héctor Olivares –en el que murió su asesor Miguel Yadón- puso en pausa por unas horas esos análisis internos.
A tal punto, que Cornejo frenó la reunión del Comité Nacional para dirigirse al hospital Ramos Mejía. Pero lo que en principio pareció un atentado político, derivó más tarde en un ataque personal contra Yadón, del que Olivares fue una víctima colateral. La difusión del video que registró el hecho fue acertada, porque le quitó la connotación de la violencia política, que había puesto en guardia al Gobierno, la oposición y a la sociedad en su conjunto.
En el entorno de Cristina Kirchner llegaron a evaluar la suspensión de su presentación en la Feria del Libro. Las señales que dio allí la ex presidenta fueron en “modo campaña”: apeló a un discurso moderado en tono y extensión, lo que confirmó la influencia de Alberto Fernández y contrastó con los ímpetus de sus seguidores, que añoran las cadenas nacionales y los “patios militantes”.
El operativo retorno que curiosamente se puso en marcha en el predio de la Rural exhibió una debilidad política: ningún gobernador asistió a la presentación de “Sinceramente”, el libro de la ex presidenta que es un éxito editorial. Salvo Alicia Kirchner, que fijó las PASO de Santa Cruz en coincidencia con las nacionales, la mayoría de los mandatarios provinciales se mueve en otra sintonía. La prioridad pasa por afianzar el poder, como lo hará hoy el cordobés Schiaretti.
No obstante, el efecto de la elección de Córdoba trascenderá las fronteras provinciales e impactará en el peronismo –necesitado de referencias que contrapesen a Cristina- y en Cambiemos, puesto que la derrota será muy dura en el distrito que en su momento catapultó a Macri a la Presidencia de la Nación. Pero eso queda, desde ahora, en plena etapa de discusión.

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