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ANALISIS

La polarización con Cristina se convirtió en un boomerang para Macri

El Gobierno transitó ayer una jornada cargada de nervios por la suba del dólar y del riesgo país.
Hubo llamados cruzados entre la Casa Rosada, el Palacio de Hacienda y el Banco Central. Y también encuentros en persona entre el presidente Mauricio Macri, el ministro Nicolás Dujovne y el titular del BCRA, Guido Sandleris, para coordinar una estrategia que frenara la corrida.
En esas reuniones predominó, la idea de que el Gobierno debía transmitir tranquilidad a la sociedad, que amaneció con un “deja vu” de crisis anteriores.
Sin embargo, puertas adentro del palacio más de un funcionario se mostró preocupado. Uno de ellos fue Dujovne, quien estuvo un par de horas entre el despacho presidencial y la Jefatura de Gabinete.
En las oficinas de Marcos Peña tuvo lugar una reunión de la que participó el asesor Jaime Durán Barba. Varios ministros escucharon las conclusiones de los “focus group” elaboradas por el equipo del ecuatoriano. De allí salió el mensaje de que la volatilidad cambiaria es consecuencia de la incertidumbre electoral. “Hay que aguantar hasta el cierre de listas”, dijo el jefe de Gabinete.
Así, la mesa chica de la Rosada redobló su apuesta a la polarización con Cristina Kirchner, aún cuando la figura de la ex presidenta genera temor entre actores del mercado –sobre todo externos, con sede en Wall Street- que levantan la guardia ante una eventual derrota electoral de Macri y un regreso al poder de un sector político que Cambiemos había prometido doblegar.
De ahí que se volviera a instalar el Plan V –el reemplazo de Macri por la gobernadora María Eugenia Vidal como candidata presidencial del oficialismo-, fogoneado por empresarios que dudan de las posibilidades electorales de Macri.
La misma inquietud se reflejó ayer en la suba del dólar y del indicador del riesgo país, según lo reconoció el Presidente.
Pero tanto Macri como sus hombres de mayor confianza –Peña habló anoche en TN y antes lo había hecho el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta- ratificaron que el Presidente sigue siendo el candidato del Gobierno a la reelección. “Cambiar un país, actuando contra mafias y patotas, no es para flojitos”, advirtió el filósofo y asesor presidencial Alejandro Rozitchner.
La frase resultó demostrativa del clima que imperó ayer en la Casa Rosada, donde se sintió la presión del mercado para que Macri le abra paso a Vidal, quien tiene mejores índices de aprobación entre los argentinos.
Fuentes cercanas a la Gobernadora la notaron “preocupada” cuando el dólar escalaba.
Tal vez, porque la presión también se siente dentro de Cambiemos.
De hecho, hay dirigentes que piensan –aunque no lo dicen abiertamente- que si fuera cierto que Macri declinará su candidatura en favor de Vidal, tendría que hacerlo lo antes posible para no seguir fagocitando
una eventual recuperación económica sobre la que Cambiemos podría apuntalar su permanencia en el poder. La preocupación es que se reanime el consumo.
Para Vidal y también para Macri, será determinante que el paquete económico lanzado por el Gobierno provoque efectivamente una sensación de alivio en el bolsillo de los argentinos.
Las miradas están puestas en el Conurbano bonaerense, donde la crisis impactó duramente desde mediados del año pasado.
A tal punto, que Vidal sumó sus propias medidas.
Y ayer les pidió a los intendentes de Cambiemos en esa región de la Provincia que se “comprometan” con la implementación de las medidas. Pero la tendencia alcista del dólar tiene, además del consabido costo inflacionario, un efecto negativo para el consumo, porque la desconfianza suele postergar las decisiones de las familias y también de las empresas.
La confrontación directa con Cristina provoca así efectos económicos negativos para el Gobierno –y por ende para el país- y regresa como un “boomerang” contra el propio Macri.

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