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Una zigzagueante gestión busca llegar a octubre para una mayor reestructuración

El Banco Central respondió a la coyuntura con otra vuelta a la restricción monetaria, retirando casi 10% de la base monetaria y subiendo las tasas de las Leliq para los bancos unos seis puntos. La corrección, retrotrayendo las bajas anteriores de la tasas, se propone quitar espacio para que el dólar vuelva a mostrar movimientos bruscos. Para los funcionarios oficiales, la preocupación no estaría en el nivel de la cotización del dólar, sino en los movimientos violentos, como los de la semana última.
La situación mundial fue la que desencadenó el salto de 40 a 43 pesos, pegando en todos los países emergentes, pero más a la Argentina. Los problemas comerciales entre China y el gobierno de Donald Trump siguen afectando a los mercados, pero en particular a la expectativa de que la economía china pierda impulso, lo que impactará en todo el planeta. Un último informe de Capital Economics sugiere que el crecimiento de China podría rondar el 2% en la próxima década. Esta suposición llega después que el gobierno chino redujo su expectativa de crecimiento económico para este año a un rango de 6% y 6,5% y que anunciara medidas de estímulo. Sin la locomotora de la economía china, caería la demanda de commodities como el petróleo, la soja o el mineral de hierro, pero también afectaría a la demanda de bienes industriales.
De todos modos, y volviendo sobre la situación argentina, además de la pericia de la actual gestión de la dupla Nicolás Dujovne y Guido Sandleris y las condicionalidades del financiamiento otorgado por el Fondo Monetario Internacional, juega igual un rol sustantivo los ocho años de estancamiento económico y retroceso respecto del resto de los países de la Región en las últimas dos décadas de comparación. Las argumentaciones respecto a los deterioros de los términos de intercambio y otros similares, tras la caída de los súper precios de la soja de los años 2005/08, surgen limitados. En un lapso similar, frente crecimiento cero del país, Chile acumuló 21,9% y Perú 31,6% entre el 2011 y 2018, soportando un deterioro similar de los términos de intercambio.

El plan económico y el acuerdo con el Fondo es solo un programa que se propone estabilizar y llegar a un equilibrio fiscal y monetario.

Es claro que el actual plan económico y el acuerdo con el Fondo Monetario es solo un programa que se propone estabilizar y llegar a un equilibrio fiscal y monetario que abra un escenario de reestructuración más amplio, tras las elecciones presidenciales de octubre próximo.
Pero en el “mientras tanto” aparecen una y otra vez las limitaciones estructurales. La baja de la inflación a valores más tolerables, por debajo del 2% mensual, facilitaría un rebote económico, impactando de manera positiva en la recuperación de los salarios y el consumo interno. Pero la contrapartida sería el llegar a un escenario fiscal por fuera de la meta acordada con el Fondo Monetaria. La recaudación de impuestos esta subiendo varios puntos por debajo de la inflación en los últimos meses. Y para cumplir las metas pactadas serían necesarios más recortes al gasto estatal. Así que un poco más de inflación, en realidad ayudaría a la gestión del presidente Mauricio Macri a cumplir con los números fiscales.
El zigzag de la gestión económica con el Fondo Monetario como sponsor parecen movimientos casi necesarios, en donde se trata de compensar las desviaciones en un lado con ajustes en el otro. Pero en la trastienda se mantienen desequilibrios básicos, con una presión impositiva récord, un nivel de gasto público imposible de financiar y poca competitividad de los sectores productivos. El debate sobre la eficiencia y viabilidad del acuerdo vigente con el Fondo Monetario, se abre de a poco aunque sesgado por la campaña política. Algunos analistas sugieren que las encuestas de candidatos influyen más en los movimientos del dólar que el programa económico. Las declaraciones del organismo internacional, anticipando su respaldo cualquiera sea la próximo gestión el año próximo se inscribe en el mismo andarivel.
Los reclamos desde la oposición a revisar el acuerdo también son del mismo tenor. Las chances de revisión son limitadas pero no imposibles. Por lo demás, es bastante evidente que el próximo gobierno, sea del actual oficialismo o de la oposición, deberá acudir al Fondo Monetario para cubrir los vencimientos financieros y evitar que el país vuelva a otro default de su deuda.

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