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Cerca del Gobierno ya reconocen que la inflación se ubicaría este año por encima del 30%.
LA COLUMNA DE LA SEMANA

Con el dólar estable, el Gobierno busca pasar el primer cuatrimestre

La larga historia de fracasos económicos dejó en la Argentina frases inolvidables, como aquel llamado de Álvaro Alsogaray a "pasar el invierno".
En medio de sobresaltos casi permanentes, los ministros de Economía echaron mano de curiosos desafíos, como cuando Lorenzo Sigaut advirtió que "quien apuesta al dólar, pierde", poco antes de una feroz devaluación.
Tras haber domado temporalmente al dólar y decidido a reducir gradualmente las tasas de interés, la dupla Nicolás Dujovne- Guido Sandleris bien podría apostar ahora a "pasar el primer cuatrimestre".
Parece ser la estrategia del Gobierno en un año en el que se decidirá su suerte en el poder.
Estiman que la recesión comenzará a ser dejada atrás a partir de abril, cuando luego de los tarifazos de los primeros meses del año, la economía podría mostrar signos de revertir la recesión y entrarán con fuerza las divisas de la liquidación de la soja.
Claro que para esa fecha el impacto de la recesión habrá dejado un tendal de desocupados -se estima que 120 mil perdieron su empleo en 2018- y un fuerte arrastre de la presión inflacionaria.
Cerca del Gobierno ya reconocen que la inflación se ubicaría este año por encima del 30%, y el propio FMI se dispone a subir su proyección de costo de vida para el país en este 2019.
La recesión, que Dujovne inicialmente estimó en un descenso de medio punto del Producto Bruto, sería mayor y superior de 1% este año.
En el 2018, según los números finales que está terminando de elaborar el INDEC, la economía habría caído 2,7%.
Números fríos en un escenario donde todo conspira para subir los precios: alzas de tarifas de gas, luz, agua, transporte, prepagas y otros, provocan una presión inflacionaria muy fuerte y con enorme arrastre para los próximos meses.
El presidente Mauricio Macri está decidido a jugar a fondo por este camino, y privilegia la estabilidad cambiaria, convencido de que si se dispara el dólar su proyecto de reelección no tendrá destino.
Su último esfuerzo político estuvo depositado en unificar las elecciones en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad, con las nacionales.
Apuesta a la imagen positiva que mantiene María Eugenia Vidal para que lo ayude en retener el poder.
La suerte de Vidal dependerá mucho de a quien ponga enfrente el peronismo: si los candidatos fueran los matanceros Verónica Magario o Fernando Espinosa, las chances de Vidal subirían.
Pero si enfrente estuviese algún dirigente joven con pocos cuestionamientos sobre su transparencia, como el ex ministro Axel Kicillof, sus posibilidades mermarían, coinciden analistas políticos.
Por eso será decisivo el rol de Cristina Kirchner rumbo a las primarias de agosto.
La senadora y ex presidenta sigue analizando el escenario y tratando de que rindan frutos las gestiones de su ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, quien busca convencer a Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y otros, de ir a una interna abierta para definir al candidato del peronismo.
Massa no parece convencido, decidido a presentarse como una tercera opción.
Cerca de Cristina creen que no hará mucha diferencia, porque confían en que el balotaje que definirá al futuro presidente será entre ella y Macri, y que allí los peronistas la votarán como el mal menor.
Cerca de Cambiemos creen que aún hay chances de revertir parte de la alta imagen negativa cosechada por el Presidente durante los turbulentos meses de 2018.
Para ello, destacan que en enero las principales variables financieras mostraron una sorprendente estabilidad.
El dólar bajo control, el descenso de la tasa de interés, la suba del 20% en la Bolsa porteña y el repunte de los bonos que bajó el riesgo país a los 650 puntos, entusiasmaron al Gobierno en enero.
Igual, el primer mes del año siguió dando malas noticias en la economía real, con el cierre de empresas y comercios, y fuertes bajas en indicadores clave, como la caída del 50% en los patentamientos de autos.
El veranito financiero está casi totalmente ligado a la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de mantener la tasa de interés, lo cual refleja hasta qué punto la suba tan fuerte del endeudamiento argentino aumentó la vulnerabilidad del país.
Se estima que la deuda ya ronda el 95% del Producto Bruto, que a su vez mostró un fuerte declive en 2018 por la devaluación del 51%.
El entusiasmo hace pensar al Gobierno en dar una señal contundente a los inversores y anunciar que también están garantizados los pagos de la deuda hasta 2020 incluido.
El intento será convencer al mercado de que la Argentina no necesitará salir a tomar deuda tampoco en el 2020, de tal manera de garantizar la estabilidad financiera por los próximos dos años.
El Banco Central sigue apostando a la reducción gradual de la tasa de interés, que en el caso de las letras de liquidez descendió al 52,4%.
Pero Macri sabe que con la mejora en el comportamiento de las variables financieras no alcanzará para ganar una elección.
Por eso, se trabaja en un plan destinado a convencer a los argentinos de que la economía comenzará a reactivarse en la segunda mitad del año, y que el ajuste más fuerte concluirá en el primer cuatrimestre.
De esa jugada, y de una oposición dividida, dependen las chances electorales de la alianza gobernante en octubre.

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